Puede que su hijo tenga las habilidades de Leonardo Chacón para subir a la bicicleta, pedalear muchos kilómetros y luego tirarse al mar a nadar otros cientos de metros. O que su sobrina o nieta salten las vallas y corran a la velocidad de Andrea Carolina Vargas.
Chacón fue deportista olímpico y Vargas lo será a partir de julio, cuando dispute las justas de Tokio 2020. El triatlonista y la atleta de 100 metros con vallas recorrieron un camino largo, de esfuerzo, entrenamiento y una conexión directa con distintas instituciones que al final influyeron en toda su etapa formativa, hasta el día en que llegaron al alto rendimiento.
¿Cuál sería el camino de su hijo, sobrino o nieto en caso de que su sueño sea llegar a los Juegos Olímpicos? ¿Por dónde deberá pasar y cuáles complicaciones se encontrará en su andadura?
Con la colaboración de Minor Monge, miembro del departamento de alto rendimiento del Instituto Costarricense del Deporte y la Recreación (Icoder), así como los criterios de entrenadores, atletas y dirigentes deportivos, La Nación trazó la ruta habitual de los deportistas ticos para alcanzar el sueño olímpico.
Colectivo o individual. El proceso de los deportes individuales es distinto al de los colectivos, aunque el primer paso es relativamente similar. El comité cantonal de cada cantón invita a los jóvenes a participar en los deportes para los procesos eliminatorios regionales.
Los convoca de distintas formas: mediante un comité comunal, una asociación deportiva o incluso a través de una comunicación directa con los padres o personas encargadas de los equipos de los distintos barrios y distritos de cada lugar.
En ocasiones, los padres también se acercan al comité cantonal junto a sus hijos, con la idea de inscribirlos en algún deporte. La motivación puede venir del propio menor, o del objetivo de los familiares de que haga ejercicio, o aprenda una nueva disciplina.
“No se decide el deporte del niño viéndolo una vez, se decide viéndolo jugar, viéndolo entrenar varias veces. Ahí es cuando uno sabe para qué tienen una habilidad. En el caso de Carolina Vargas fue una atleta muy completa en siete pruebas de atletismo. Pude ponerla en velocidad, pero tenía condiciones especiales para la valla, eso me dio un parámetro de cuál sería el camino", explicó Dixiana Mena, entrenadora y madre de las atletas Carolina (100 m con vallas) y Noelia Vargas (marcha).
En los deportes colectivos, como el fútbol, el futsal o el baloncesto, se hace un primer proceso eliminatorio. El equipo ganador de esta fase previa cantonal es el que participa en la fase nacional y luego clasifica a Juegos Nacionales (la vitrina más importante en estas edades).
En el caso de disciplinas individuales, como el atletismo, el ciclismo o el taekwondo, la mayoría de la infraestructura deportiva se centraliza en la cabecera de cada cantón, lo que obliga a los deportistas a movilizarse allí para practicar.
Un buen ejemplo es Leonardo Chacón, a quien le tocaba moverse al centro de Liberia para nadar, pues en los distritos más alejados no hay ninguna piscina con las condiciones para entrenar.
Monge explica que en algunos comités, sobre todo en los que se tienen más recursos económicos, también existe un proceso de scouting, en el que los entrenadores salen a buscar a los jóvenes talentos, y no solo esperan a que lleguen.
El proceso de un niño puede empezar desde muy temprano, entre los 8 y los 10 años, edades en las que también pueden competir por primera vez en Juegos Estudiantiles (no todos pasan por esta etapa) y, posteriormente, en Juegos Nacionales.
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Fase clasificatoria. A partir de que el niño comienza a practicar un deporte, el comité cantonal los empieza a preparar con la mira puesta en los Juegos Deportivos Nacionales, la principal vitrina para los talentos jóvenes de Costa Rica.
Esta realidad permite identificar a los comités como la organización que más influye en el crecimiento de los deportes en los cantones, dado que tienen la responsabilidad de crear y organizar a los equipos y detectar y trabajar a los talentos.
Según datos del Icoder, cerca de un 80% de los ticos que alcanzaron el boleto a los Olímpicos, participaron en Juegos Nacionales.
La fase clasificatoria de los deportes colectivos para Juegos Nacionales es distinta a la de los individuales. ¿En qué sentido?
Por ejemplo, el Comité de Deportes de San José convoca a los equipos de fútbol de cada lugar. El de Hatillo 1, Hatillo 2 o el de Pavas; entre cada zona se hace una eliminatoria regional. El ganador de esta fase participa en una nueva eliminatoria, esta vez cantonal.
Así las cosas, entre los 66 cantones que disputan esta fase previa del fútbol, solo avanzan 10 a los Juegos Nacionales.
En los deportes individuales la zaranda es menor. Como el epicentro del deporte es la cabecera de cantón y los atletas de los distritos se movilizan en busca de la infraestructura para entrenar, al final la mayoría de cantones que inscriben un deporte, participan en Juegos.
Aun así, Monge explicó que también se hace una eliminatoria previa, en la que algunos cantones se quedan sin participar en las justas en ciertos deportes, mientras que otros sí consiguen clasificar.
Son cerca de 19.000 deportistas los que compiten en la fase eliminatoria entre todos los deportes inscritos; 6.200 de ellos avanzan a Juegos Nacionales, en donde se reparten 1.050 medallas.
La realidad muestra que muchos cantones se especializan en ciertos deportes, lo que les permite superar la etapa previa y obtener muy buenos resultados en las justas. Es el caso de Atenas en voleibol, o de Belén en la natación.
¿Qué sigue? Los atletas pueden empezar a competir en Juegos Deportivos Nacionales desde los 8 años y, en algunos casos, hasta los 23. Cada disciplina ofrece su propio número de categorías y rango de edad. En ciertas disciplinas se llega hasta los 13, y en otros hasta los 18 años.
Durante todo este periodo tiempo, el atleta suele mantener un lazo con el comité de deportes al que representa, aunque en cierto punto los jóvenes más destacados buscan desafíos mayores para competir, lo que exige mayor presupuesto para su preparación.
No todos los comités poseen el dinero necesario para sostener a sus deportistas. Es aquí donde nace la sinergia con las federaciones deportivas que, en muchos casos, crean selecciones nacionales con los mejores prospectos del país.
Cada federación recibe un monto económico de parte del Icoder, lo que le permite trabajar y colaborar en la preparación de los prospectos más destacados, y también invertir en la masificación de los deportes en los cantones.
Por ejemplo, cuando una federación quiere que su deporte llegue a algún cantón en el que hay pocos practicantes, suele reunirse con los comités cantonales, capacita a sus entrenadores y organiza distintas actividades deportivas para impulsarlo.
Ciertamente, la organización y los resultados obtenidos en cada ente suelen ser distintos. A como existen federaciones muy ordenadas y que generan sus propios recursos para mejorar aún más la preparación de los deportistas, hay otras que apenas aportan lo mínimo.
En otros casos, los atletas asumen un rumbo distinto cuando llegan a la mayoría de edad: integrar las universidades. Al salir del colegio se matriculan en los centros educativos y, por ende, en sus equipos.
Monge explicó que en el último Congreso del Deporte se identificó que de los 285 deportistas que representan a la Universidad Nacional, un total de 243 pasaron por Juegos Nacionales.
En muchas oportunidades, el atleta combina sus estudios con la actividad deportiva y, si es destacado, continua representando al país en los certámenes internacionales.
Alto rendimiento. Conforme mayor edad tenga el atleta, más pequeño se hace el embudo. O es lo mismo que decir que más competencia existe en cada disciplina y menos deportistas poseen las marcas o el rendimiento suficiente para aspirar a unos Olímpicos.
Es aquí donde aparece una institución privada, pero que recibe fondos públicos, que se encarga de desarrollar y preparar internacionalmente a los mejores deportistas del país.
El Comité Olímpico Nacional (CON) debe elegir a aquellos deportistas con el mayor potencial para afrontar el ciclo olímpico y, esencialmente, a los tengan opción de clasificar a las justas mundiales.
El CON tiene la responsabilidad de olvidarse de la masificación (que le corresponde, prioritariamente, al Icoder, a los comités cantonales y a las federaciones) y enfocarse en preparar al atleta, exigirle logros para que alcance el máximo fin de estar en los Olímpicos.
El ciclo olímpico está compuesto por los Juegos Centroamericanos, los Centroamericanos y del Caribe, los Panamericanos y, por último, los Olímpicos.
Si bien es cierto no todo atleta participa en todos los certámenes, pues cada federación del orbe realiza sus propios mundiales y torneos en los que compiten los mejores del mundo y otorgan los puntos necesarios para clasificar a las justas olímpicas.
Por ejemplo, puede que un atleta no necesite ir a los Juegos Centroamericanos, pues sus marcas están muy por encima que las del resto de deportistas de su disciplina en el área. De asistir, no se retaría ni mejoraría sus tiempos y, probablemente, esto termine perjudicándolo.
Por esta razón, realiza su propia planificación en la que participa en distintos torneos clasificatorios internacionales que le permiten aumentar su rendimiento y pelear por un cupo a los Olímpicos.
Esto explica por qué es tan caro lograr que un deportista alcance el boleto a Tokio. Al principio del ciclo olímpico, el CON ‘apuesta’ por los mejores prospectos de cada deporte, pero solo unos pocos logran desarrollarse y crecer lo suficiente para llegar a las justas.
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Otros actores. En cierto punto aparecen otros actores que, normalmente, provocan una mejora sustancial en los deportistas: los sponsors y los equipos profesionales.
Sin embargo, surgen cuando ya el atleta ha dado excelentes resultados y no cuando es una promesa. Por eso, las familias, los comités cantonales y las federaciones juegan un papel esencial, ya que normalmente asumen muchos de los costos de la etapa formativa.
En el caso de los equipos profesionales solo existen en algunos deportes. El atletismo y el ciclismo son dos ejemplos en los que distintas marcas apoyan con recursos para que los atletas puedan entrenar a diario y comprar todos los implementos necesarios.
En el caso de los sponsors, suelen llegar cuando el atleta brinda muy buenos resultados en competencias internacionales que lo convierten en una figura pública con alta exposición, y se vuelven rentables para el patrocinador.
“Es un camino de mucha planificación, de muchísima ayuda. Es difícil porque al principio cuesta mucho que los atletas tengan una ayuda económica o de implementos deportivos para llevar ese proceso, ellos primero tienen que demostrar que son buenos", agregó Mena.
Talón de Aquiles. Dentro de todo el proceso se reflejan algunos problemas para el desarrollo del atleta. Aunque la carencia de dinero y de organización en algunos comités cantonales son un factor visible, también falta una pieza en el rompecabezas, las asociaciones.
Entre más asociaciones organizadas haya inscritas dentro cada Federación, más posibilidad de llegar a todas las regiones y de darles seguimiento a los deportistas.
Como no todos los comités cuentan con los recursos para sostener a sus atletas, ni tampoco las propias federaciones tienen el dinero para cubrir el país completo, estas asociaciones podrían generar sus fondos a través de la colaboración de los familiares y la comunidad.
Al mismo tiempo, brindarían la oportunidad de masificar el deporte y aumentar las opciones para que los jóvenes lo practiquen.
Con las universidades también hay un margen de mejora, pues si se aumentara el presupuesto (y por ende el interés) para las becas deportivas, se abriría un espacio para que los atletas encontraran un beneficio en continuar preparándose y exigiéndose al máximo.
El presidente de la Federación de Taekwondo, Wilmar Alvarado, señala este punto como el más relevante, pues si los centros educativos becaran a sus taekwondistas de zona rural más destacados, podrían venir a la capital y dividir su tiempo entre el estudio y las prácticas.
Alvarado reconoce que la Federación no tiene el dinero para financiarle el hospedaje, la alimentación, el transporte y todo lo que conlleva mantener a un atleta de alto rendimiento, que al fin de cuentas puede llegar... y en otras ocasiones se quedará en el camino.
Al final, los Juegos Olímpicos son para unos pocos.