Las dos pistas que tiene el Estadio Nacional muestran un deterioro que preocupa al Comité de Vigilancia del fideicomiso con que se administra dicho inmueble estatal.
El fideicomiso se firmó el 13 de mayo del 2011, y allí se acordó que el Banco Nacional lo administrara por un período de 30 años.
El Icoder es el fideicomitente y la entidad bancaria el fiduciario.
Mientras que la pista externa, que es la que se emplea para las competencias, presenta rajaduras y bombas; la interna, utilizada para calentamiento, sufre de goteras.
De acuerdo con varias fotografías en poder de este diario, las rajaduras parecen haber sido provocadas por el peso de alguna estructura que se colocó en la superficie.
Las gráficas de este daño son del martes anterior, y venían junto a otras donde se observa un enorme charco de agua en la pista sintética de calentamiento que tiene el Nacional, debajo de la gradería norte.
Ayer, sobre esta situación se intentó conocer la versión de la administración del Estadio Nacional pero Julián Ramírez, gerente administrativo y financiero, dijo que debía enviársele un correo electrónico para obtener respuesta.
“Usted me manda la consulta por escrito para que yo la traslade a la Junta Administradora y el Fideicomitente (Icoder), para que ellos le contesten su inquietud”, expresó el funcionario ayer por la mañana.
Ramírez aclaró que él no funge como gerente general interino desde la salida de Édgar Barrantes, quien renunció el 29 de marzo.
Las consultas acerca de las rajaduras, la gotera y la ausencia del gerente fueron enviadas tal y como lo indicó Ramírez, pero al cierre de esta edición no hubo respuesta.
Bombas en la pista. Además de las situaciones antes descritas, otro daño que muestra la mayor infraestructura deportiva del país son unas bombas en la pista de competencia, según manifestó ayer Guillermo Araya, miembro del Comité de Vigilancia del fideicomiso.
“En varias partes de la pista hay bombas, está como inflada, fui a hacer una revisión y están dentro de los carriles”, comentó ayer Araya, que dijo desconocer lo de las rajaduras, pero que hoy mismo iría a revisar los mencionados daños.