Andrey Amador estaba decidido a hacer su mejor presentación en unos Juegos Olímpicos, pero culminó la prueba de Tokio 2020 en el puesto 68, con un tiempo de 6:21:46.
El rutero tico terminó a 16:20 del nuevo campeón olímpico, el ecuatoriano Richard Carapaz.
“Todo bien, aquí ya estamos de camino y ya, terminamos Tokio. Por supuesto que más allá de todo estamos muy contentos de la victoria de Richard Carapaz que es un gran amigo y es como una parte como si fuera mía también, aunque sea de otro país y eso. Y la verdad estoy muy agradecido por toda la ayuda de todo el staff, del mecánico Robin Cárcamo, de Yurandir Leandro y de Francisco Montoya, todo ha sido increíble”, expresó Amador mediante una historia en su perfil de Instagram, a eso de las 3:20 a. m. (hora nacional).
Y agregó: “En el caso mío, bueno, los resultados siempre se puede mejorar. He intentado hacer lo que he podido, he estado haciendo tras-motos y eso y sí sabíamos que veníamos con un punto de corredores que venían del Tour de Francia con un gran ritmo y para eso es complicado. Pero bueno, ya está, no hay excusas, ahora a seguir adelante y a seguir trabajando”.
Amador quería llegar con un estado de forma mejor que nunca y lo consiguió, porque para efectuar la carrera que hizo solo contra el mundo, tenía que estar muy bien de piernas y muy fuerte de mente.
No competía desde el 6 de junio, cuando concluyó el Critérium du Dauphiné.
Durante el mes que estuvo en Costa Rica hizo entrenamientos muy fuertes, simulando lo que se encontraría en los 234 kilómetros de la prueba de ciclismo de ruta de Tokio 2020.
Nunca antes se había presentado un recorrido con un grado de dificultad tan alto en el ciclismo de ruta de unos Juegos Olímpicos.
Literalmente fue una carrera de eliminación y el tico estuvo en el grupo principal hasta que faltaban unos 40 kilómetros para el final.
Ahí empezó su sufrimiento, no solo porque la exigencia era muy alta, sino también porque se desvanecía su anhelo de finalizar en ese top 20 o incluso top 10 que pretendía.
Se mostraba tan bien, que algo atípico tuvo que pasar, porque cuando perdió rueda no fue en la parte más complicada.
Amador subió bien el Monte Fuji; llevaba buena pinta y todo hacía indicar que posiblemente era de una de sus mejores competencias de un día corriendo en solitario.
Pero es que todo puede cambiar en un instante y quizás sí salió damnificado por unos ataques muy fuertes, luego de un arranconazo del polaco Michal Kwiatkowski.
De hecho, la carrera se decidió en los últimos 50 kilómetros del exigente recorrido olímpico.
Lo que a él debe llenarlo es que dio todo lo que pudo, en una competencia donde logró que el uniforme de Costa Rica se mostrara durante la mayor parte de la carrera.
Para eso no necesitaba meterse en una fuga. Como ya lo había explicado él mismo, esa era una posibilidad, pero él iba más ambicioso esta vez.
Y por eso es que estuvo ahí, en un grupo selecto de hombres muy fuertes que preferían ir al frente del pelotón para evitar contratiempos.
Muchos costarricenses que se desvelaron solo para verlo competir le reconocen que hizo un esfuerzo descomunal, según se puede constatar en los diferentes comentarios en redes sociales.
Amador protagonizó una labor titánica, en una prueba donde había de todo, hasta países que llevaban una selección completa conformada por cinco pedalistas y obviamente, el trabajo en equipo simplifica las cosas.
Pero los líderes se quedaron sin gregarios y hubo ciclistas importantes que abandonaron la competencia como el británico Geraint Thomas, el checo Zdenek Stybar, el ruso Ilnur Zakarin o el medallista de oro de Río 2016, el belga Greg van Avermaet, quien en esta ocasión se dedicó a trabajar para sus compañeros.
En el ascenso al Mikuni Pass, de 10 kilómetros de subida al 10,6% de desnivel medio y rampas de hasta el 20%, el ritmo impuesto por los italianos que al principio tenían una actitud conservadora, o mejor dicho, agazapada, dejó la cabeza de carrera formada por apenas una quincena de corredores.
Ya en ese grupo reducido iban Carapaz, el colombiano Rigoberto Urán y el argentino Eduardo Sepúlveda como representantes latinoamericanos y sin la presencia de ni un solo corredor español.
A unos 24 kilómetros para la meta, instalada en el circuito automovilístico Fuji International Speedway, quedaba el Kagosaka Pass. Ahí atacó el norteamericano Brandon McNulty y se llevó a su rueda a Carapaz.
Comenzaron las diferencias y a 15 kilómetros de la meta llevaban 45 segundos de ventaja.
Quienes perseguían fueron incapaces de ponerse de acuerdo. Los escapados sí se ayudaban, pero en un falso llano Carapaz dejó atrás a McNulty y el ecuatoriano llegó en solo al Fuji International Speedway.
En la carrera que culminó casi a las 2:30 a. m. (hora de Costa Rica), la medalla de oro fue para Carapaz, quien completó la travesía en solitario con un tiempo de 6:05:26.
La presea de plata fue para el belga Wout van Aert y el esloveno Tadej Pogacar se colgó el bronce. Ellos protagonizaron un esprint y cruzaron la meta a 1:07 del nuevo campeón.
Mientras que Andrey Amador, el mejor ciclista costarricense de todos los tiempos culminó su tercera Olimpiada.
En esta edición fueron 126 pedalistas los que tomaron la partida y solo 85 completaron la carrera.
Después de la prueba masculina, sigue el evento para damas.
Este sábado, a partir de las 10 p. m. (hora nacional) será el turno de la ciclista nacional María José Vargas.
Además, también está previsto que compitan las surfistas Leilani McGonagle y Brisa Hennessy, el yudoca Ignacio Sancho, la taekwondista Neshy Lee Lindo y la gimnasta Luciana Alvarado.