Legionarios

El titánico Keylor Navas

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Eso fue el segundo tiempo de Keylor contra el Bayern: titánico. Para un desempeño de tal calibre hace falta mucho más que destrezas profesionales específicas: es un acto volitivo, una decisión, una acción de fe. Claro que ahí están sus reflejos felinos, ahí está su dominio del juego aéreo, su control del área, su capacidad para el achique, pero esas excelencias no bastan para explicar una faena épica, colosal. Hay un componente moral, ético: ese que solo tienen los más egregios gladiadores, la capacidad para crecerse bajo la lluvia de obuses, la virtud consistente en encontrar filones de grandeza en las ocultas galerías del alma humana. Decirse: “aquí no entra gol”, y torcer la realidad para que coincida con su designio.








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