“Wálter Centeno se volvió pragmático, maduró y aprendió. Este Saprissa de la final ante Alajuelense fue muy diferente a lo que pregonaba el entrenador en sus inicios en el cargo, pasó del juego de posesión, a defender bien y golpear cada vez que pudo a la contra”.
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Así de claro y concreto es Johnny Chaves, técnico nacional, para describir lo que sucedió en la final de la segunda fase del Torneo de Clausura 2020, donde los morados se consagraron y bordaron su estrella 35 anotando dos de sus tres goles a la contra.
Parece difícil de entender cómo los tibaseños mutaron, volvieron la fortaleza de los manudos en suya y les aplicaron la misma dosis, aunque con un efecto más certero.
Chaves explica esto desde dos aristas: primero, la de su colega Centeno, a quien le resalta que comprendió dónde podía hacer fuerte su idea de tener la redonda, llevarla de pie a pie y también, cuándo variar para lanzar largo, aprovechar la velocidad y hacer daño.
Para el técnico el punto de quiebre estuvo en la racha de resultados negativos que acarreó el Paté (cuatro fechas sin triunfar). Justo ahí, llegaron las modificaciones.
“Desde que Wálter tuvo la racha negativa se dio cuenta que no funcionaba puntualmente todo como estaba, menos en un equipo que exige resultados. Se inclinó por sacar lo que funcionaba y así lo plasmó, porque en el primer partido cambió su sistema, golpeó a la contra e inclinó todo a su favor. En la vuelta, no tuvo la pelota tanto como le gusta, pero sí fue quien llevó más peligro y todo lo fundamentó en una defensa sólida y bien estructurada”.
El analista para La Nación enfatizó que mucho de lo que se vio en la serie final lo marcó el que los tibaseños pegaron muy rápido en el Morera Soto, a la contra y con un esquema 1-5-4-1 dispuesto para cerrar espacios, contener y luego hacer daño.
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Con el marcador favorable, todo se acomodó para que Wálter y los suyos llevaran el compromiso en la Cueva donde más les servía. Si bien es cierto, Andrés Carevic y sus dirigidos manejaron los hilos, el portero Leonel Moreira fue más protagonista que Aarón Cruz.
Para Chaves, Carevic no tuvo la respuesta idónea en el primer asalto y ante esto, en el segundo se vio forzado a hacer algo para lo que no está diseñado su equipo: la posesión y ser quien genera. Por el contrario, la Liga es un plantel que se especializa en salir rápido y en sorprender cuando se le dejan espacios.
“Es claro que a Alajuelense le cuestan las defensas en zona, no encuentra un plan para superarlas y es lógico que el equipo está diseñado para la contra. Cuando se topa a rivales que le dan el balón y le cierran el centro, hacen que se quede sin posibilidades de anotar. En la final anterior contra Herediano y en esta con Saprissa pecó en lo mismo”.
Propuesta insulsa
Johnny Chaves enfatizó que Andrés Carevic buscó variantes para la vuelta, con Dylan Flores jugando como creativo, detrás de los volantes, dominó y con Barlon Sequiera y José Miguel Cubero ganó control en la medular, gracias a la superioridad.
Sin embargo, al final Saprissa apeló a su orden defensivo, planteó un bloque muy compacto y la propuesta manuda se quedó corta.
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Para Chaves, es claro que Carevic no dio la talla en las finales y se vio sorprendido primero por José Giacone, en el Apertura 2019, cuando tenía ventaja, y en el Clausura 2020, cuando ya estaba más presionado.
“Las circunstancias llevaron a esto a Carevic. Si ganaban el primer partido, la vuelta hubiera sido diferente. Saprissa planteó pensando que Alajuelense debería llevar el peso y dominar con lo que no es fuerte. Al final se impuso Centeno con un plan muy pragmático”.