¿Qué se encontraría la FIFA si decidiera intervenir el fútbol local? Pensando, por supuesto, que le interesan los asuntos de trasparencia.
Una Federación en pandemia. Sacudida por un pasado que tuvo como único castigado a Eduardo Li, pero que dejó en otros una estela de omisiones e indiferencias, para usar términos bonitos.
Una Fedefútbol inmovilizada en el Registro Público por irregularidades fáciles de detectar en agosto del año pasado, pero imposibles de subsanar al día de hoy. Con votos que no debieron contar, están en las sillas del Comité Director un grupo de señores que, en su mayoría, luchan contra viento y marea para no caerse.
Sergio Hidalgo, presidente de la Liga de Ascenso y el segundo a bordo del Comité, tiene a sus compañeros al borde del infarto. Una Asamblea con la que pretendió subsanar los errores que inmovilizaron a la Fedefútbol, terminó siendo investigada también por el Registro, así como otra anterior donde se cambiaron las reglas del campeonato de esa categoría.
El descenso de Curridabat en la mesa, la denuncia de Tigo por una supuesta irregularidad en la adjudicación de los derechos televisivos y el rechazo en el Registro del reglamento para escoger asambleístas, tildado de “no democrático”, los puso en la picota.
Cinco de sus miembros ocupan silla en el Comité Director de la Fedefútbol. Al lado está el presidente de la Liga Femenina, acusado penalmente por supuesto otorgamiento de dádivas a una funcionaria pública. A la cabeza, el jerarca Villalobos, de quien Marjourie Sibaja, hasta hace poco compañera, dijo que incumplía los compromisos de trasparencia al propiciar la reelección del fiscal.
El jerarca de la Liga de Futsal está acusado en la vía penal, por supuesta administración fraudulenta, con Li, en relación a dineros del Mundial Sub-17 femenino pagados por implementos que nunca ingresaron. El presidente de Linafa, tiene tras sí una denuncia de 50 equipos, insatisfechos con cobros y el uso del premio del Mundial, entre otras cosas. Según dijo la Fedefútbol, Ética abrió una investigación.
La Unafut solo se preocupa por la economía del torneo y que la pandemia no lo paralice. Sufre de miopía con equipos y dirigentes que desde hace rato patean el juego limpio.
Con el barco hundiéndose, los ratones hacen fiesta. También la haría la FIFA si Infantino no estuviera tan preocupado por su propia nave.