“Tras de que es una lesión común, el tiempo de recuperación es muy largo y doloroso”, cuenta Sofía Varela, jugadora del Saprissa que superó su segunda vez una cirugía de ligamento cruzado anterior de la rodilla, un proceso temido entre futbolistas.
Precisamente es temida por lo que señala Varela, quien se lesionó en octubre del 2019 y no recibió el alta médica hasta esta semana.
En esta ocasión la delantera se rompió el cruzado de la rodilla izquierda; en 2015 había pasado por lo mismo en la derecha. “Emparejé”, dice entre risas la morada.
Así fue como la delantera tomó este proceso, con tranquilidad, sabedora de que tomaría tiempo.
Aunque admite que en esta ocasión la parte emocional fue difícil, porque cuando se lesionó estaba a las puertas de las semifinales del torneo.
“La vez pasada fue diferente porque estaba en el cole, venía saliendo de un momento de mucha presión, estaba muy cansada, porque tenía encima procesos en Selección; entonces decía que ya no quería jugar más. Pasó la lesión y ya. Pero el año pasado estaba demasiado motivada, cuando me dijeron fue chocante. Yo pensé: ‘no puede ser pasar otra vez por esto cuando de verdad quiero estar aquí‘”.
Buscó consejo entre sus compañeras, pues ya varias habían pasado por lo mismo, sobre todo Carolina Venegas, quien ha tenido esa lesión en tres ocasiones.
Vendrían entre nueve y diez meses fuera y un proceso de recuperación fuerte. Cuenta que cuando hacía ejercicios con peso le dolía y los primeros días de trote había sensaciones extrañas.
“Los primeros meses que empecé en el gimnasio, hacer una sentadilla era terrible, sentía que me quemaba, y algunas terapias también dolían mucho”, recuerda.
Aunado a eso, durante prácticamente tres meses le tocó hacer los trabajos en solitario, en San Carlos, de donde es oriunda.
La recuperación la empezó en la Federación Costarricense de Fútbol, por un tema de cercanía, pues vive en San Rafael de Alajuela y se le complicaba trasladarse hasta Tibás.
Al ser jugadora de la Sele, se le abrió esa posibilidad, sin embargo, la Fedefútbol cerró instalaciones por el coronavirus. Ahí fue cuando Varela decidió irse a la casa de sus papás.
Le informaba a Saprissa y asistió a algunas citas, pero el trabajo duro lo afrontó en San Carlos en los primeros meses de pandemia.
Sin embargo, asegura que siempre sintió el apoyo del club.
“La cirugía corrió por cuenta de Saprissa, las terapias, todo. Yo solo voy al centro médico y me dan la terapia, no he tenido inconvenientes con nada, la Federación también tuvo una gran disposición en lo que sea, hasta con psicólogo”.
Si le ve el lado bueno a recuperarse en medio de una pandemia, dice que fue una “salvada”.
“El hecho de que jugaran y yo no, crea demasiada ansiedad, pero al no haber torneo me tomé la lesión muy tranquila, no veía partidos y eso me relajó mucho”.
Ahora solo está a la espera de que la entrenadora tibaseña, Karol Robles, la convoque para volver a ponerse un uniforme.
“Hay días en que se me va la cabeza de que vengo de la lesión y me siento muy cómoda, segura, pero en otros ando más limitada, si hay una bola dividida no le voy, pero me siento bien, la rodilla está estable, lista”, agregó la joven de 22 años.