Hablan de una limpia en Alajuelense, algunos casi la exigen, sus dirigentes reconocen la existencia de una lista de salidas. ¿Acaso estamos ante el Winter is coming de Alajuelense?
Debo admitir que en la Liga ya han caído más actores principales que en el esperado capítulo de Game of Thrones, la llegada de ese “invierno” que presagiaba bajas por doquier, una larga noche, tras la cual, una vez controladas las pulsaciones, con la quijada de vuelta a su lugar y la respiración normalizada, uno cae en cuentas de que realmente no hay muchos muertos que llorar. Tampoco resultó tan crudo el invierno como nos anunciaron temporada tras temporada: Winter is coming, Winter is coming... Winter is here.
La caída de Javier Delgado, la partida de Hernán Torres y el despido de Porfirio López ya superan las escasas bajas realmente significativas del capítulo 3 de la octava temporada de la serie televisiva, si bien no se le puede negar que nos tuvo sin pestañear por casi hora y media. Los daminificados, sin embargo, no alcanzan para considerarlos “una limpia” (en la Liga; menos en la serie).
Quizás tampoco es el mejor momento para una limpia.
¿Cuándo será buen momento, si no es ahora? -preguntó Mónica Malavassi, mientras compartíamos debate en Zona Técnica. Sí, ¿cuándo?, se preguntará usted, también. Si no es después de once torneos sin títulos, ¿cuándo?
Veamos: Alajuelense amerita tantas bajas como jugadores de calidad sea capaz de contratar en su lugar. Y, si la eliminación precoz “golpeó la proyección” de ingresos y los obliga a “socar la faja de las finanzas” (parafraseando al directivo Federico Calderón), no veo muchas posibilidades de una limpia. El secreto sería entoces sacar jugadores caros y contratar mejores más baratos.
Aclaración: entiendo por limpia la salida de al menos unos cinco jugadores protagonistas. Si intento hacer esa lista de titulares candidatos a salir, me quedo corto. ¿Usted no? Si tampoco lo consigue, entonces estamos hablando de “retoques".
Salió Porfirio López, un defensor de capacidades demostradas para otro tipo de equipo, de los que plantan su bloque atrás, evitan el uno contra uno en amplias explanadas de terreno, donde la velocidad cuenta, y rehuyen a padecer el contraataque rival. Ahí, impone lo suyo, la disputa del balón dividido, ojalá en las alturas. Ahí, cuando se vea en salida con la pelota en los pies, evadirá la presión del ataque rival con un pelotazo largo, de esos que saltan líneas, sin necesidad de filtrarle la pelota a los armadores rojinegros. Ahí, es el destacado zaguero que se lució en Pérez Zeledón.
Digamos que usted no lo considera estelar en un equipo como la Liga. Digamos que usted lo ve como un Theon Greyjoy o un Jorah Mormont. No olvide que Game of Thrones se animó a liquidarlos, porque le quedan Tyrion Lannister, Jaime Lannister, el Perro, Jon Snow, la Targaryen, ¡Arya!, Bran, Sansa, Cersei... No olvide que con todo lo que pueda decirse de Porfirio, la Liga necesitó de él en el 59% de los juegos.
No sobra mucha gente en un equipo que también echó mano a su contención José Miguel Cubero disfrazado de zaguero central. ¿Pueden fichar mejores zagueros que Kenner Gutiérrez, Allan Miranda y Figueroa? ¡Adelante!
Insisto: en la Liga el tema no es quiénes sobran, sino quiénes faltan. Faltan laterales. Faltan reforzar la defensa. Falta, dependiendo de las lesiones, un delantyero (¿acaso el regeso de McDonald). Falta, sobre todo, que detecten la causa de tantas lesiones y tomen medidas: con el mismo plantel, sin tanta dolencia, habría hecho mejor papel (no lo dudo); razón de más para creer que la solución no ncesariamente pasa por poner medio equipo en la calle.
Falta ver, también, si como en Game of Thrones, el Winter is coming finalmente deja en pie a la mayoría de protagonistas. En la serie de HBO habría aplaudido la valentía de liquidar a un protagonista (incluso un Jon o una Daenerys), pero en la Liga, el elenco limitado y el presupuesto mermado exige más seso que sangre para dar esos golpes.