Anthony López prepara la bazuca, levanta la cabeza y cruza un remate fuerte y rastrero. El cancerbero Darryl Parker estira su brazo, pero se queda corto. Le restan 16 minutos al juego y la Liga celebra la remontada, una victoria que alimenta el espíritu del León herido.
Que el volante central, un suplente con escasas opciones en el torneo, haya perforado las redes solo unos minutos después de asistir a Jonathan Moya en la segunda anotación, es el fiel reflejo de una Liga que trata de recuperar los bríos, cuando a veces parece agonizar.
Y este miércoles se encargó de revivir en un estadio especialista en resucitar muertos. Caía 2 por 0, pero se levantó con pundonor para vencer 4 por 2 a Cartaginés, en un partido que dominó, pero en el que resintió, de nuevo, los errores puntuales y la falta de definición en la inicial.
Le fue suficiente anotar el descuento, obra de José Miguel Cubero al 60′, para culminar un segundo periodo de ensueño con cuatro anotaciones, frente a un adversario al que le pasa el alma por el cuerpo. Solo basta con tocarle la cara una vez, para abalanzarse sobre él y hacerlo mella. No hay reacción, es como un boxeador sin sangre.
Primero fue Cubero a pase de Alex López; cinco minutos más tarde, Moya con asistencia de Anthony López; el Pato firmó la remontada al 73′ de media distancia y Ariel Lassiter concluyó un contragolpe al 79′, para anotar el cuarto.
La radiografía. Como suele suceder cuando se arma una planilla desequilibrada, la Liga denota un enorme sufrimiento para contrarrestar sus falencias defensivas.
Al buen desempeño del cancerbero Parker, figura con cuatros tapadas determinantes, se suma el poco tino de Róger Rojas para concluir las jugadas claras de gol que genera arriba.
Fue antes del grave error de Patrick Pemberton que al final se transformó en la primera anotación, al 16', cuando Rojas falló la más clara. Solo frente a Parker se le extravió la brújula y disparó a fuera, cuando tenía todo el marco a disposición.
El goleador furtivo de hace dos torneos ahora le genera jaquecas a Hernán Torres, que lo coloca como hombre en punta sin descifrar por qué se le acabó la pólvora; tampoco ha debutado en la red Marco Ureña, incisivo, pero sin gol.
La maquinaria ofensiva del León distribuye el balón con cierta claridad, pero en la mayoría de ocasiones le cuesta acabar la jugada.
Entonces, la Liga domina, pero perdona y tampoco tiene las herramientas para mantener su portería en cero, porque cuando no es la zaga es el portero, y esta vez le tocó fallar a Patrick, quien metió en propia puerta la primera anotación, después de un centro de Paolo Jiménez que ni siquiera iba directo a portería, pero se coló en las redes.
El primer periodo acabó 2 por 0, engañoso quizás. Jorman Sánchez concluyó un buen contragolpe al 31', y le permitió a Cartaginés replantear en el segundo tiempo.
No sucedió. Martín Arriola y su equipo se replegaron sin acierto.
Le cedieron el balón a la Liga con la percepción de que los huecos entre la zaga y el eje medular le permitirían ofender a la contra. Tampoco sucedió.
Alajuelense apretó el acelerador. Y es cuando los delanteros no aparecen que le corresponde a la táctica fija convertirse en diferenciador. Un centro de Alex López acabó en la cabeza de José Miguel Cubero para anotar el descuento, y el inicio de la remontada.
La inestabilidad brumosa en su máxima expresión. El orgullo erizo también.