Jairo Arrieta, con una sonrisa en su rostro, le dio la espalda a la gradería y con sus manos levantó su camisa para que se leyera bien su nombre y su número. Así celebró el delantero saprissista su primera diana de tres que le marcó a Carmelita, este jueves por la noche. El ariete se enloqueció frente a los verdolagas para, además, dejar a los tibaseños en la lucha por la cima.
Saprissa le ganó 4 a 1 a los carmelos, pero el resultado quedó en segundo plano cuando el atacante se robó el protagonismo, porque además consiguió llegar a 100 celebraciones en la máxima categoría.
Cuando tanto se habla de la ofensiva morada, cuando la afición exige la llegada de un '9′, el oriundo de Guanacaste levantó su mano y dijo: aquí estoy.
La primera jornada, frente a Limón, había sido para el olvido para Jairo, al punto que se llevó los silbidos de su propia afición al no concretar varias ocasiones claras; no obstante, su revancha llegó.
El planteamiento de los tibaseños fue muy superior al de su contrincante, un equipo sin ataque y sin defensa, una escuadra totalmente desdibujada.
La S ni siquiera sudó para alcanzar su primer tanto, debido a que en el 4′ Marvin Angulo se aprovechó del fuerte viento, puso un tiro de esquina en el segundo palo de Kevin Chamorro y le marcó un tanto olímpico.
Tres minutos después del primer tanto llegó el momento de Jairo.
El número 18 cerró al segundo palo un servicio de Christian Bolaños que se le escapó entre las manos a Chamorro y definió suave al centro del marco. Ahí Jairo buscó mostrarse a su afición, pidió apoyo e hizo olvidar los abucheos de cuatro días atrás.
Las constantes subidas de Bolaños por derecha fueron un dolor de cabeza para Jorge Gutiérrez, el número '2′ morado montó baile e hizo lo que quiso.
Los tibaseños ahogaron a los alajuelenses, al punto que el partido daba todas las condiciones para una goleada y para que Arrieta, quien comenzó a tres goles del centenar, soñara con quitarse esa presión.
En el 40′, Marvin Angulo rompió líneas con un pase filtrado, Jairo enfrentó a su marcador, con un quiebre lo desestabilizó y un zurdazo al palo largo le dio un gol más.
El Monstruo se fue con el partido resuelto al descanso.
Para el complemento, Saprissa volvió a acelerar y fue, nuevamente, Bolaños el encargado de aportar desequilibrio para penetrar la defensiva. El carrilero ganó línea de fondo, envió un servicio rastrero, Luis José Hernández se la detuvo a Jairo y el goleador disparó de derecha.
El romperredes corrió al banco saprissista y recibió una camisa con su nombre y el número 100; ya él vivía su fiesta. El futbolista se arrodilló y con lágrimas en sus ojos miraba al cielo y mencionaba las palabras: ‘Gracias Dios’.
Al partido le sobraron 35 minutos, porque el resto del cotejo fue sin emociones.
Saprissa se dedicó a esperar a que el central pitara el final, el mensaje fue muy claro desde el banco: Mariano Torres se retiró del campo e ingresó un jugador que los locales necesitan con ritmo como Juan Bustos.
Vladimir Quesada también aprovechó para darle minutos a la promesa en la que Saprissa tiene más esperanzas: Julen Cordero, el hijo del exjugador Víctor Cordero, entró y tuvo 13 minutos en cancha.
La relajación morada provocó que Carmelita tuviera más la pelota, los verdolagas administraron los últimos diez minutos y consiguieron su oportunidad cuando Bryan Rojas transformó un penal, en el 85′.
Jairo Arrieta enloqueció, gritó y vibró con sus 100 goles, un despertar ante su afición y necesario para mantenerse como titular.