¿Bryan o la Liga? ¿Quién necesita más del otro? La respuesta podría parecer sencilla, con las urgencias del equipo por su 30 y la falta de jerarquía en los jugadores de riñón manudo.
Pero Ruiz requiere ponerse la camisa rojinegra con tanto afán como Alajuelense de su título. Tras casi dos años sin jugar, 34 marcando el calendario de su vida y una pandemia jugando en todos los rincones del planeta, no es fácil que un equipo europeo ponga sus ojos en él.
En un mercado constreñido y marcado por las polémicas económicas en sus dos últimos clubes, Bryan Ruiz tiene que demostrar que sigue siendo un futbolista de élite. Que no le pesan los años ni la inactividad. Necesita de un equipo que lo chinee, le tenga paciencia y respete sus credenciales, aun cuando sus primeras apariciones puedan ser deficitarias.
La Liga es ese equipo. Bryan lo sabe. Pudo haber sido Saprissa o Heredia también. Pero aquí es donde coincidieron las urgencias de uno y otro. Un título con Alajuelense confirmaría su estrella futbolística y de nuevo lo pondría en el radar internacional. Al final, no llegó para quedarse sino para alzar el vuelo de nuevo.
El conjunto manudo encontró un tesoro. Aun cuando el futbolista tenga una actuación discreta, pues en este momento vale más su jerarquía que su pierna izquierda. Porque la Liga no solo contrató al capitán de la Selección nacional, sino al goleador del Twente, al hombre que derrotó a Buffon en la página mas épica del futbol criollo, a uno de los líderes de la gesta mundialista del 2014.
Si la Liga necesitaba de alguien que no se asuste, ganando y a falta de 10 minutos en una final por la 30, allí lo tiene. Un tipo que no pierda la cabeza, que inspire a Bernald Alfaro, le dé paz a Lassiter o descargue la presión de Alex López, a partir de ahora actor de reparto y no principal.
Alajuelense perdió a su guerrero en la cancha (mala decisión con McDonald), pero ahora gana a un general de cabeza fría, un ideólogo inspirador de sus compañeros y respetado por los adversarios. La Liga encontró al líder ideal que tanto ha extrañado.
La que más gana es la Selección. Por ahora no hay otro como él, aun sacudido por la inactividad y una carrera que empieza a ser longeva. Esas pinceladas que tuvo en la última Copa Oro dan para pensar que, en forma, es capaz de liderar al equipo rumbo a lo que sería el broche de su carrera estelar: el Mundial de Catar.