Analista de fútbol detalla cómo era Alajuelense sin Agustín Lleida y qué ha pasado en la Liga con él

Hace seis meses, Leonardo Pandolfi González había escrito en su página un análisis sobre Andrés Carevic, que en aquella oportunidad también quiso compartir con los lectores de nacion.com, explicando con argumentos contundentes que “ser predecible no es el problema”.

En esta ocasión, Pandolfi, quien es uno de los analistas que le dan vida al podcast ‘Café Fútbol CR’, desmenuzó la gestión de Agustín Lleida como director deportivo de Liga Deportiva Alajuelense y de nuevo nos contactó para que usted pueda leer su criterio.

A continuación podrá leer el análisis elaborado por Pandolfi:

Lleida en la Liga: una historia de prueba y error

Agustín Lleida Castejón asumió la gerencia deportiva de la Liga Deportiva Alajuelense hace 2 años y 10 meses. Su posición le ha exigido tomar decisiones tan importantes como mediáticas, obteniendo resultados muy variados.

Aunque la cosecha de títulos manudos ha sido escasa desde aquel segundo semestre del 2019, el español ha sabido mantener una buena reputación ejerciendo su cargo. En este artículo, haremos un repaso por la gestión de Lleida en Alajuelense a través de sus principales determinaciones y formas de actuar.

Primero, revisemos lo conseguido por el club durante los últimos 5 años. Para efectos comparativos, la siguiente tabla muestra los resultados de Alajuelense en los 10 torneos más recientes: 5 sin Lleida y 5 con él.

Como vemos, la Liga había quedado fuera de la segunda fase en 3 de los 5 torneos antes de que Lleida asumiera. En cambio, ha conseguido ser líder de la fase regular en 3 de los 5 intentos con Lleida como gerente, lo cual a todas luces constituye un repunte importante en el rendimiento del equipo.

Para entender la dimensión de esto, hay que tener claro que, antes de Lleida, el último liderato liguista había sido en el Apertura 2015 (4 años antes).

Con Agustín, Alajuelense ha vivido un período de regularidad en los rendimientos del primer equipo y ha vuelto a ser protagonista de las segundas fases. Sin embargo, eso para un club como la Liga no basta, pues, al final de cuentas, sólo ha conseguido un único campeonato nacional. Quizás debido a la escasez de títulos, el club y su gerente deportivo han optado por darle una visibilidad creciente a los trofeos conseguidos en ligas menores.

¿Qué ha sucedido para que Alajuelense no haya podido conseguir más de un campeonato en la era de Lleida? ¿Qué determinaciones ha tomado el gerente deportivo para corresponder a la responsabilidad de ganar campeonatos? Y aún más importante: ¿cuáles han sido las consecuencias de esas acciones?

A continuación, abordaremos cronológicamente las cinco grandes decisiones de Lleida en la Liga.

1. La historia desechada

Copiado!

Apenas a su llegada, Agustín Lleida decidió desprenderse del máximo icono del liguismo durante la última década: el guardameta Patrick Pemberton. Al igual que otros grandes errores del pasado, la polémica decisión fue avalada por esa parte de la afición que desea siempre ver rodando cabezas cada vez que no se consigue un objetivo. Desde el punto de vista de Lleida, llegaba el momento de entregarle los guantes a la juventud.

Pemberton ya venía siendo víctima de una campaña en su contra desde hacía un buen tiempo, lo cual le valía alternar la titularidad con el nada confiable Mauricio Vargas. El ciclo se repetía: Patrick cometía algún error, era destruido por el medio, Vargas asumía la estelaridad y era un absoluto desastre. Tanto así que, cuando se decidió que Pemberton no debía continuar en el club para que otros asumieran, se le entregó esa responsabilidad al juvenil Adonis Pineda — segundo en la fila — y no al sucesor natural Vargas.

Para nadie es un secreto que ser portero de un equipo grande es difícil. Hay arqueros que son suplentes durante muchos años hasta que están realmente preparados. En estos equipos, siempre deben estar listos para reaccionar con buen tino ante las pocas ocasiones donde les rematen, sobre todo en instancias decisivas.

Pineda consiguió protagonismo sin haber hecho méritos para ser titular; en cambio, se le forzó por su condición de joven. Necesitó que le quitaran del camino al histórico guardameta Pemberton para conseguir entrar en el once.

Facilitarle el acceso a la titularidad a Adonis resultó ser un tremendo error tanto para el club como para el jugador. La Liga pagó muy caro los errores de un arquero en formación que no estaba preparado para asumir esa brasa, mientras que Adonis aún está tratando de rearmar su carrera peleando por un campo en el equipo Sporting FC.

El trato con Pemberton (14 años en Alajuelense) se repitió luego con otros referentes del equipo: Allen Guevara (10 años), Christopher Meneses (9 años), Jonathan McDonald (7 años), Kenner Gutiérrez (11 años) y recientemente José Salvatierra (13 años).

Las salidas de Guevara y Meneses fueron además muy particulares, pues ambos rendían muy bien en el club cuando se marcharon y curiosamente han demostrado un buen nivel en otros equipos después de su salida. Revisemos estos dos casos:

• Christopher Meneses fue uno de los mejores jugadores del Apertura 2019, siendo titular en 21 partidos y colaborando para que la Liga accediera a la gran final. En el siguiente torneo, desapareció por completo de las alineaciones sin mayor explicación.
• Allen Guevara fue uno de los jugadores con más duelos defensivos por partido en la temporada 2019–2020 (Wyscout registró 231 en total, con un promedio de 6.51 por cada 90 minutos), lo cual es sobresaliente para un jugador de características ofensivas. Por si no fuera poco, Guevara alcanzó esos números siendo el jugador que apareció en más juegos durante el primer año de Carevic (50).

Más allá de los estigmas con los que cargaban estos jugadores debido a los malos resultados del club, no cabe duda de que la Liga perdió identidad con sus salidas. Hoy, el club cuenta con pocos líderes manudos para comandar el barco.

Lleida ha mencionado que su confianza está puesta en los jóvenes para que le impriman un sello de identidad al equipo, pero esa aspiración podría tardar muchos torneos en materializarse.

Mientras tanto, jugadores adoptados de otros equipos y referentes que volvieron de sus aventuras en el extranjero funcionan como un parche para inyectar algo de liderazgo en el club. No obstante, la identidad es algo que se construye con el tiempo, peleando por los intereses de la institución a lo largo de los años buenos y malos. A la Liga, en cambio, le ha costado mantener a sus jugadores.

2. Un equipo nuevo

Copiado!

Alajuelense se encontraba en una coyuntura de muchísima presión cuando Lleida asumió como gerente deportivo en el 2019, pues tenía para entonces 8 años sin ganar un campeonato. Lleida logró el gran objetivo de conseguir la estrella 30 en el Apertura 2020 y terminó así la sequía de títulos, pero… ¿qué siguió tras la consecución de esa meta? ¿Se planificó para seguir ganando a partir de aquella estructura del equipo campeón? Veamos.

En la tabla siguiente, se muestran los jugadores que — hasta enero del 2022 — cuentan con más de un año de experiencia jugando para la Liga, incluyendo experiencias anteriores.

De acuerdo a sus estancias totales, se dividió a estos futbolistas en tres categorías: los del grupo rojo suman apenas un año y medio; los de amarillo tienen más de 2, pero menos de 3; y los de verde superan los 4 años en la institución.

De aquí podemos destacar que los 2 jugadores con una estancia total mayor (Ruiz y González) suman ese tiempo debido a sus pasos previos por el club, pero en sus estancias actuales suman apenas 3 semestres y 1 semestre respectivamente. Por lo tanto, solo 2 jugadores (Cubero y López) acumulan más de 2 años y medio en su estancia actual.

Un año después del éxito de la 30 y tras las recientes salidas de Barlon Sequeira, Fernán Faerron y Alonso Martínez, la Liga cuenta en su planilla con apenas 9 jugadores del equipo campeón en el Apertura 2020.

De ellos, solamente 4 eran titulares en aquel cuadro: Leonel Moreira, Alex López, Bryan Ruiz y Jurguens Montenegro (recién regresa al equipo después de un paso breve por Bolivia).

Sin embargo, de entre los mencionados, Moreira fue el único que actuó como estelar en el partido más importante del Apertura 2021: la final de segunda fase ante Saprissa.

Como vemos, Alajuelense renovó por completo el equipo que más alegrías le había deparado en la última década. Estos cambios contrastan con las largas estancias de futbolistas en épocas anteriores; ahora, más bien, se impone una metodología en donde no se espera que los jugadores permanezcan tanto tiempo en el club.

Como consecuencia, el equipo base ha cambiado drásticamente en solo un año. Es indudable que, más allá de contrataciones de jugadores importantes y algunas situaciones especiales, la dirección deportiva del club no supo construir a partir de la famosa 30 para prolongar el éxito.

3. La despedida a la regularidad

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Está muy claro que el formato actual del campeonato es un devora-técnicos, pues no permite desarrollar procesos y premia el cortoplacismo. Dadas esas circunstancias, Lleida ha optado por formar un equipo sumamente regular, con potencial para ser el mejor de todos y que posiblemente tendría ventajas en un formato clásico de liga.

El gran problema: en Costa Rica, el campeonato no se decide en una carrera de resistencia, sino en un esprint final.

El mencionado formato tuvo como víctima al técnico Andrés Carevic, quien fue artífice de la corona más reciente y también de uno de los torneos más brillantes en la historia de la Liga, con un 75% de rendimiento en fase regular. El argentino salió de Alajuelense tras un inicio de torneo en donde acumuló 2 empates y una derrota. Carevic, además, solamente había caído en 3 juegos durante la suma del Clausura 2021 y lo que llevaba del Apertura 2021.

¿Cómo se explica esto?

Si partimos de la premisa de que lo que realmente vale para ganar un torneo es el cierre, ¿por qué se consideró tan grave haber tenido un mal inicio de únicamente 3 juegos? Si, entonces, se le da tanta importancia al arranque del campeonato, ¿por qué no se valoraron las excelentes fases regulares de los torneos anteriores antes de tomar la decisión?

Finalmente, si en cambio consideramos que la razón de su salida fue la inestabilidad derivada a raíz de la derrota en la semifinal del torneo anterior, ¿por qué no separarlo en aquel momento e iniciar el campeonato con un nuevo entrenador? La realidad es que la decisión, por tiempo y circunstancia, no fue fácil de comprender.

La Liga, en ese momento, pareció sacrificar a Carevic para entregarle las riendas del primer equipo a un técnico que tuviera potencialmente mejores aptitudes para ganar series de segunda fase. Es decir, se disponían a desprenderse de la impresionante constancia del argentino en fase regular con tal de conseguir a alguien que pudiera ofrecer mayores garantías en partidos definitorios. En ese contexto, el elegido por Lleida fue Luis Marín.

4. La apuesta arriesgada

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Marín llegó a la Liga con el prestigio de haber conseguido un campeonato dirigiendo a San Carlos en el Clausura 2019, pero también con la pesada loza de haber sido superado tácticamente en la final del torneo anterior (Clausura 2021), donde había dirigido al Herediano.

Marín es uno de los entrenadores con mayor proyección en el medio local y además cuenta con experiencia trabajando al lado de profesionales como Jorge Luis Pinto y Óscar Ramírez. Sin embargo, si la Liga quería mayores garantías en series de ida y vuelta, su nombramiento no quedaba tan claro.

Luego de tomar la decisión de despedir a Carevic, lo esperable era que Lleida y la dirigencia tuvieran un reemplazo para mejorar al técnico anterior. En cambio, se decidió contratar a un entrenador que en teoría no ofrecía algo superior a su predecesor.

La ironía de todo esto es que Marín ni siquiera llegó a dirigir instancias finales en campeonato nacional, pues no consiguió regularidad, perdió su única serie de ida y vuelta ante el Guastatoya guatemalteco y después fue relevado de su cargo.

Posteriormente, saldrían declaraciones llamativas de Marín y su asistente Harold Wallace sobre su corta y tumultuosa era en la Liga. Más allá de los nombres, ambos mencionaron problemas preocupantes a lo interno: jugadores que no estaban a gusto, falta de competitividad, malas actitudes de jóvenes y, sobre todo, indisposición al trabajo.

La apuesta arriesgada no solo había salido mal, sino que dejaba a la Liga hundida. Nuevamente, la separación de Marín pareció ser una decisión tanto emocional — detonada por la eliminación de Liga Concacaf — como inconsecuente con los objetivos establecidos a su llegada — dirigir instancias finales — .

De acuerdo a las propias declaraciones de Luis, no se le permitió desarrollar su proceso y más bien se encontró resistencia cuando trató de implementar su metodología.

Si en realidad los motivos de su separación fueron esos, uno se podría plantear muchas preguntas:

• ¿Se consideró el impacto de un cambio de metodología a mediados de torneo?
• ¿Se sabía cuál era la forma en que trabajaba Marín?
• ¿Se estaba dispuesto a arriesgar los resultados del torneo con tal de efectuar una transición a una forma distinta de trabajo?
• ¿Se consideraron las dolencias físicas que podrían tener los jugadores como resultado de este cambio abrupto?

La realidad es que las decisiones relacionadas tanto con la salida de Carevic como con el corto paso de Marín en el equipo se sintieron como impropias de Lleida, pues dieron la sensación de ser guiadas por una reacción emocional más que por los fríos números. Aunque en aquel momento se podía pensar que el gerente había cambiado su estilo, lo cierto es que con su siguiente decisión volvía nuevamente a algo conocido. O, mejor dicho, a un viejo conocido. Como tercer técnico en un mismo torneo, Alajuelense designó a Albert Rudé.

5. Un cambio radical

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Rudé llegó a la Liga con una alta reputación como estudioso del juego y además con experiencias acumuladas como uno de los asistentes del reconocido entrenador Diego Alonso (actual seleccionador de Uruguay). Además, fungía desde hace unos meses atrás como analista de videos de Alajuelense, trabajando incluso con Marín. Sin embargo, nunca antes había asumido un cargo de director técnico.

Albert dirigió a Alajuelense en la segunda vuelta del Apertura 2021 y posteriormente cayó eliminado en la final de segunda fase.

En esta etapa, Rudé implementó un cambio radical con respecto a lo que hacía Carevic. Si con Andrés todo era velocidad, precisión y vértigo, con Rudé el equipo apostó más a la posesión y a la elaboración. El perfil del equipo cambió totalmente y así lo reflejaron los números al final de la etapa regular.

Los gráficos anteriores, creados por Gustavo Céspedes de Sifut, permiten ver la variación en el estilo de juego que experimentó Alajuelense con respecto al torneo anterior.

En cuanto a frecuencia ofensiva (gráfico verde, a la izquierda), la Liga pasó de hacer casi 12 pases clave — pases que inician una oportunidad de gol — por partido a realizar únicamente 7.5, mientras que en el apartado de tiros por partido también vio una disminución de 15.5 a menos de 13.5.

Una posible explicación para la reducción de los datos ofensivos mencionados podría ser que el equipo haya tenido un salto importante a nivel defensivo.

No obstante, el gráfico de intensidad defensiva (rosado, a la derecha) nos muestra que el equipo manudo se mantuvo bastante estable en ese aspecto, evidenciando más bien una leve disminución de su PPDA en campo rival — pases que hace el rival por cada acción defensiva propia—.

Para profundizar en las diferencias entre la propuesta de Rudé y lo que hacía Carevic durante el Clausura 2021, haremos un ejercicio estadístico comparativo entre los juegos que enfrentaron ambos técnicos ante Saprissa y Herediano.

Se eligieron esos equipos pues no solo son los que mejor estructura defensiva poseen, sino que además han sido los verdugos del cuadro manudo en sus recurrentes eliminaciones.

A continuación, se muestran los números generales de aquellos partidos (promediados por juego).

Como podemos ver, Carevic lograba generar un caudal ofensivo mayor, lo cual se refleja a través de sus cifras en cuanto a goles, oportunidades, remates, incursiones en campo rival y goles esperados (xG).

Sin embargo, en esta tabla también sobresale una de las bases del modelo de Albert Rudé: énfasis en la posesión, tanto para atacar como para evitar que el rival ataque.

Es por ello que con Rudé vemos mucho menos goles concedidos, un valor menor de goles esperados del rival (xGA) y una mayor posesión del balón.

Pero… ¿cómo intenta atacar el español a través de esa tenencia? Veamos la siguiente tabla.

La Liga de Rudé fue un cuadro menos osado y no arriesgó tanto con pases clave, pero en cambio dio énfasis a centros y ataques posicionales.

Carevic, en cambio, contaba con mucho trabajo en las transiciones ofensivas, lo cual se refleja en la eficiencia de los contraataques. Esta es una diferencia esencial para comprender la evolución que sufrió Alajuelense durante el torneo: pasó de ser un equipo que mataba en velocidad con sus transiciones a, más bien, uno que espera su momento para atacar mediante la elaboración paciente.

La Liga venía trabajando sobre una línea de estilo marcada por Carevic, la cual Marín tomó y le dio ciertos matices propios. Sin embargo, Rudé decidió imponer formas nuevas.

Si con Carevic la Liga era el equipo de Alonso Martínez, con Rudé es ahora el equipo de Aarón Suárez.

La gran pregunta es: ¿era necesario resetear el proyecto del primer equipo debido a los resultados en fases finales? ¿O más bien lo ideal era buscar un técnico afín con la idea previa y con potencial para manejar mejor series de ida y vuelta?

Hemos visto, entonces, las posturas de Agustín Lleida con respecto a diversas problemáticas que ha enfrentado en su rol y las consecuencias de sus decisiones:

• La historia desechada: crisis de identidad tras salida de jugadores referentes.
• Un equipo nuevo: incapacidad para construir a partir del éxito de la 30.
• La despedida a la regularidad: un equipo irregular como efecto del despido de Carevic.
• La apuesta arriesgada: una serie de problemas derivados de la etapa de Marín.
• Un cambio radical: un giro en el estilo de juego del equipo a raíz del nombramiento de Rudé.

Hasta el momento, el éxito sostenido que espera Alajuelense de su gerente deportivo sigue sin llegar. Como cuando asumió, su principal esperanza se sustenta en la explosión de los jóvenes que están aún formándose en el Centro de Alto Rendimiento.

Hasta que eso suceda, seguiremos asistiendo a la gestión mediática del español, que combina jugadores de renombre con jóvenes surgidos de las ligas menores bajo una estrategia de prueba y error.

La Liga de Lleida, entonces, sigue siendo una promesa. Sigue siendo, esencialmente, una Liga en construcción. La Liga del futuro.