La emoción por el título 30 hizo que parte de la afición de Liga Deportiva Alajuelense se olvidara de la pandemia y se tirara a las calles de su provincia a celebrar en multitud.
El llamado del ahora equipo campeón y de las autoridades fue en vano, al concluir el partido las principales vías de la provincia rojinegra empezaron a llenarse.
Tampoco las restricciones sanitarias ni el cambio de horario (el partido originalmente era a las 6 p. m.) impidieron que se reunieran en calle ancha de Alajuela, frente la iglesia la Agonía, con tambores y trompetas, incluso pasada la medianoche.
Ese no era el único punto de festejo, aunque sí uno de los de mayor afluencia. También había más personas frente al Parque Palmares y otro grupo, el que terminó reuniendo a los últimos fiesteros, en calle ancha frente al ingreso oeste del Morera Soto.
Gran parte se trasladaba a pie y una minoría lo hacía en carros.
Las banderas rojo y negro que aparecieron desde la mañana de este domingo, permanecieron cuando la noche se convertía en madrugada de lunes.
En redes sociales circularon fotos y videos donde había cientos de personas, sin ningún tipo de distanciamiento e incluso sin mascarillas. Hubo cánticos, bengalas y muchos abrazos.
La mayoría de seguidores caminaron desde la iglesia de la Agonía hasta el costado oeste del Morera Soto, donde permanecieron con las celebraciones, los abrazos, los selfies, los comentarios del gol, de “la parida” (como le dijo un manudo a su amigo).
La policía cerró la calle frente al estadio, pero los aficionados se las ingeniaron para reunirse en las cercanías.
“Es a 1.000 el póster”, vocea un vendedor ambulante, mientras un puñado de manudos arrancan de nuevo con el “Liga campeón, Liga, Liga Liga campeón”.
Era casi la 1 a.m. y los manudos no dejaban de cantar, pasando del “soy manudo desde la cuna” al “hay que saltar, hay que saltar... El que no salta es de Heredia o de Tibás”.
Ni la pandemia lo impidió, la alegría de ser campeón hizo que algunos liguistas se tiraran a la calle.
Dentro del reducto erizo tampoco se respetaron los protocolos, tan solo durante la entrega del trofeo, pero antes y después los jugadores y demás integrantes de la institución se abrazaron, rompiendo con las reglas impuestas por Unafut.