Croacia vs. Brasil
Viernes 9 de diciembre (9 a. m.)
Más allá del trillado “cualquier cosa puede pasar” (es tan trillado, como cierto), sería cobarde de mi parte cualquier pronóstico que no sea el triunfo de Brasil. Porque me gusta el juego de Brasil desde antes de nacer (nunca vi a Pelé, pero mi padre y algunos vídeos me convencieron). Porque es el equipo que más espectáculo ha dado en Qatar 2022. Porque es el equipo que más remata entre los ‘cuartofinalistas’ (72 remates en cuatro juegos, 18 por partido; ocho más que Francia y 15 más que Argentina). Porque si Neymar no llega en un buen día, bastaría con que llegue, con que esté ahí para inspirar a Richarlison, Vinicius, Rafinha, Paquetá y compañía. Y porque Croacia, dejando de lado a Modric, a quien uno siempre desea ver un partido más y otro, no había terminado de convencer hasta que le hizo un gran juego a Japón en segunda ronda. Quizás debería añadir: porque cuatro veces se han enfrentado Brasil y Croacia y en ninguna han ganado los europeos, pero nunca he creído que el balance histórico sea la mejor forma de predecir un resultado.
Argentina vs. Países Bajos
Viernes 9 de diciembre (1 p. m.)
Qué irónico: le temo a Países Bajos. Y digo irónico, porque he sentido más simpatía por Holanda (cuando la llamaba Holanda) que por Argentina. Esta vez, sin embargo, quisiera ver a mi odiado Messi, el que le hizo 26 goles al Real Madrid, entregándose hasta la última gambeta, en su último Mundial, en la última oportunidad de levantar un trofeo que las leyendas como Pelé y Maradona tienen en la repisa. Vienen en alzada, Argentina y Messi, después del alarmante inicio con derrota ante Arabia Saudita y, la verdad, también da gusto verlo jugar. Ya les había confesado que soy un poco pancista y me apunto al fútbol que alegre el alma; aunque a veces decía: aplican restricciones; excepto Argentina. Esta vez, no. Porque juega bien, porque es el segundo equipo con más pases, apenas superado por una España cuyo pasabolas solo lleva a un lugar: el aeropuerto de Barajas. Y porque, lejos de pensar solo en el marco de enfrente, es líder en recuperaciones de balón (82 recuperaciones, 27 más que su rival de turno). Y, ¿entonces? ¿Cuál es el miedo con Países Bajos? No es, claro está, la paridad de fuerzas sugerida por los cinco duelos en Copas del Mundo, con dos triunfos para cada una, sino esa falta de brillo neerlandés en este Mundial, casi perfil bajo, pero sacando cada juego sin problemas. Igual, Argentina debería superarlo. Quizás solo temo que alguien nos deje sin la semifinal Brasil - Argentina.
Marruecos vs. Portugal
Sábado 10 de dicembre (9 a. m.)
Este duelo me delata ante el espejo como descaradamente pancista. Defensor de Cristiano Ronaldo, admirador de algunas versiones de Portugal, sobre todo la de Figo, Deco y Nuno Gómez, debo admitir que para nada me disgutaría una sorpresa marroquí. El equipo con menos remates a marco entre los ‘cuarto finalistas’ (apenas 26 en cuatro partidos; ni siquiera siete por juego) dio una master class de cómo ganarle a una escuadra superior como España. Lo hizo en penales, cierto, pero en medio de su defensa a ultranza montó dos o tres contraataques dignos de un gol. También es la más modesta en pases, con 311 por juego, pero no crea que revienta la pelota con destino al Golfo Pérsico; a varios de sus jugadores no les quema en los pies cuando al fin logran recuperarla: la sostienen, la esconden, intentan la individual o juntarse para alguna triangulación. Marruecos ya derrotó a Portugal en México ‘86 (3 a1) y Portugal se desquitó en Rusia 2018 (1 a 0), en sus únicos dos duelos mundialistas. Esta vez, le voy a Portugal, pero me encantó la ejecución de equipo pequeño lograda por Marruecos.
Francia vs. Inglaterra
Sábado 10 de diciembre (1 p.m.)
Con esa máquina que parece mezclar la potencia del brasileño Ronaldo, la pegada de Gabriel Omar Batistuta, la autoconfianza de Cristiano, el atrevimiento de Messi y todo lo demás de Mbappé, Francia tiene una carta diferente a cualquier otra selección. Para bien y para mal. De momento para bien, con los cinco goles de ese que no parece un muchacho de 23 años con muchos mundiales por delante, ojalá. Nadie más tiene un Mbappé, por más que Messi ande inspirado o que Neymar esté de vuelta. Por si fuera poco, colectivamente Francia es la única que aparece entre las cuatro mejores selecciones en estas cuatro variables: cantidad de remates (64), pases (2.438), recuperaciones de balón (66) y goles anotados (9). Solo tiene un problema: su rival llega sin favoritismo, sin la presión de la campeona y sacando los partidos sin ningún problema, como la más goleadora del certamen (12). El mundo no le hace mucha bulla a Inglaterra, quizás porque no tiene un Mbappé. Tampoco parece necesitarlo. Aunque le voy a Francia y quiero ser testigo de la consolidación de un jugador que romperá muchos récords en Mundiales, Inglaterra es de esas selecciones de cuyo juego efectivo nadie se puede fiar. Francia lo sabe: perdió los dos duelos hasta ahora jugados en Copas del Mundo.