Este domingo las autoridades hondureñas informaron de un cuarto fallecido, luego de los hechos de violencia suscitados en la previa del clásico capitalino entre Olimpia y Motagua, a realizarse en el Estadio Nacional de ese país.
La víctima fue David Zepeda Zúñiga, de 22 años, y se unió a los fallecidos Carlos Alvarado, Jefferson Banegas y Belis Baquedano.
El pleito que desencadenó estas muertes inició en las afueras del estadio, cuando hinchas del Olimpia apedrearon el bus del Motagua, mientras se dirigía al recinto deportivo donde se realizaría el encuentro.
Pedro Atala, presidente del Motagua, informó que tres jugadores de su equipo resultaron con problema producto de piedras y botellas.
Los futbolistas Emilio Izaguirre, Jonathan Rougier y Roberto Moreira fueron atendidos brevemente en un hospital.
Además, más de 10.000 aficionados que estaban en las gradas y que intentaban salir por los portones fueron atacados por policías con bombas lacrimógenas para tratar de evitar más incidentes, pero durante la estampida resultaron las personas heridas.
Don Óscar David Zepeda, padre de David, brindó unas sentidas declaraciones. Su hijo era hincha del Motagua, pero no pertenecía a la barra organizada del club.
"Tenía 22 años. Venía en algunas ocasiones acompañado de otros amigos. Hoy los jóvenes son seguidores de sus equipos, lamentablemente en nuestro país no estamos preparados para controlar esas situaciones en el Nacional. He vivido esas situaciones y no tratamos de culpar a la policía ni a nadie. Hoy me tocó a mí perder a mi hijo y le digo a la gente que lo hizo que traten de cambiar su vida", comentó Zepeda.
Por su parte, el comisionado Raúl Martínez, encargado de seguridad del compromiso, afirmó que todo se inició antes del juego y luego se tornó incontrolable.
Además, explicó lo sucedido adentro del Estadio se dio a partir de que se informó la suspensión del compromiso.
“Lo que sucedió dentro de la cancha es cuando la gente se da cuenta por medio de redes sociales que el partido que estaba programado para las 7:30 se suspendía y los que no habían ingresado comenzaron con disturbios. Es cuando nuestros efectivos actuaron con el gas lacrimógeno para controlar la situación que también estaba afectando a la propiedad pública, en el portón 11 ya había personas lesionadas y fueron trasladadas por la policía al Hospital Escuela”, agregó Martínez.
Por su parte, La Nación conversó con Jorge Claros, periodista hondureño quien narró lo acontecido.
“La batalla fue campal. Hubo más de 10 heridos y hubo muertos. Hubo mucha preocupación. La Policía tiró gases lacrimógenos, la barra de Motagua quería entrar al estadio para tratar de agredir a los jugadores del Olimpia”, retrató Claros.
El comunicador instó a que estos grupos organizados deben desarticularse por medio de los equipos de fútbol y de las autoridades catrachas.
“Es lamentable, las barras vinieron en 1990. La primera barra fue la de Olimpia, pero luego grupos criminales se han colado dentro de estos grupos y han traído muchos problemas. Son delincuentes vestidos de aficionados. La situación es grave. Fue algo muy fuerte y trágico. Hay imágenes cruda. La verdad es que da mucho coraje y dolor”, concluyó.
El periodista indicó que esto es fiel reflejo de lo que vive la sociedad hondureña, con índices altos de violencia y criminalidad.
Los clubes Olimpia y Motagua mostraron su indignación por lo ocurrido por medio de comunicados de prensa y reprocharon los actos de violencia que fueron protagonistas el fin de semana en la Primera División de Honduras.