Andrés Iniesta jugó este domingo su último partido con el Barcelona, tras 22 años vistiendo la camiseta azulgrana y 16 desde su debut en Primera División.
“Es un día difícil, pero han sido 22 años maravillosos, ha sido un orgullo y un placer defender y representar este escudo, para mí el mejor del mundo”, dijo un emocionado Iniesta en un Camp Nou abarrotado por los aficionados.
El futbolista fue despedido con una fiesta que montó el club en el estadio después de la victoria de 1-0 sobre la Real Sociedad.
“Gracias a todos mis compañeros, a todos y cada uno, los voy a echar muchísimo de menos, y gracias a vosotros, a mi afición, por todo el cariño, por todo el respeto que me habéis hecho sentir desde el primer día que llegué aquí como un niño y me voy con 34 años como un hombre”, añadió.
Iniesta dijo adiós luego de estar en el campo durante 82 minutos y aunque buscó el gol, le fue imposible anotar.
"La idea cuando estuvimos dentro del área era dársela a él pero no pudo ser", comentó Iván Rakitic al final del juego.
Cuando salió de cambio el volante fue fiel a su estilo. Mantuvo la calma, sus compañeros lo abrazaron, entregó la banda de capitán a Lionel Messi y se fue al banquillo, donde permaneció en solitario hasta el pitazo final.
Mientras caminaba, los aficionados se pusieron en pie y aplaudieron durante varios minutos, al tiempo que mostraron múltiples pancartas agradeciéndole su fútbol.
Después, tanto Iniesta como los demás jugadores se marcharon al vestuario y el Camp Nou se transformó en un escenario con espectáculos de música y baile.
La fiesta continuó, o mejor dicho, apenas empezaba. Ningún aficionado se movió de sus asientos y apareció de nuevo el hombre de la noche.
Durante su discurso no faltaron las lágrimas, mismas que intentaba contener cuando se dirigía a los seguidores blaugranas.
“Gracias por este mes que habéis pedido que me quedase como lo habéis hecho, solo les puedo decir que los llevaré en mi corazón para siempre”, añadió desatando los aplausos del público que rompió a corear su nombre.
Por ahora no se sabe dónde jugará el cerebro español, aunque se habla que sus posibles destinos serán Japón o China.