En recientes declaraciones a un medio escrito, el presidente del TSE usaba está expresión para caracterizar el actual período electoral. Hace poco, la prensa informó sobre las fechas en las que deberán renunciar los jerarcas gubernamentales si desean postularse para el 2018.
Las primarias se acercan en el Partido Liberación Nacional (PLN) y tanto este partido como la Unidad Social Cristiana (PUSC) han realizado congresos ideológicos.
Identificación y volatilidad. El primer factor que afectará las elecciones próximas será la escasa identificación partidaria. En la mayoría de las encuestas se señala que más del cincuenta por ciento de los encuestados afirman que no se identifican con ningún partido; como dice un amigo: “La moneda está en el aire”.
Si a lo anterior se agrega la alta volatilidad, gran propensión a cambiar la intención de voto, como lo demostró una investigación del Estado de la Nación para las elecciones del 2014, resulta claro que el juego apenas empieza.
El gobierno. De alguna manera, toda elección es un referéndum sobre el gobierno que termina. Los partidos oficialistas (FA y PAC) tendrán un enorme obstáculo en el camino: la baja calificación que los ciudadanos dan a la gestión de la administración Solís Rivera. Según el CIEP, la evaluación ronda el -60%.
Los oficialistas deberán defender al gobierno frente a una oposición débil, pero que encuentra un gran aliado en los errores del gobierno (ONU, viajes, enfrentamiento con la expresidenta Chinchilla, monotema fiscal) y una comunicación sin derrotero estratégico.
Oposición parlamentaria. El centro de la confrontación con el gobierno ha estado en el Parlamento y las contradicciones han girado en torno a los proyectos de ley más que alrededor del control político.
Los diputados tienden a perder la visión del proceso político y caen en la trampa de sus asesores que conocen el reglamento, pero carecen de la visión global de la opinión pública.
Por otra parte, el control del Directorio lleva a una visión institucional que impide desenvolverse con flexibilidad en los procesos políticos informales.
Igualmente, la Alianza Opositora es un coalición heterogénea que carece de flexibilidad táctica para moverse con agilidad
Los partidos. La fragmentación del sistema de partidos no ha consolidado un multipartidismo sólido, sino un multipartidismo líquido, donde nuevos outsiders querrán repetir la hazaña de Luis Guillermo y salir sorpresivamente del margen de error de las encuestas.
Por otra parte, las divisiones internas de los partidos auguran difíciles reconciliaciones una vez pasados los procesos internos.
EL PAC no ha dado señas de sus precandidaturas, aunque se rumoran algunos nombres. Lo cierto es que existen varias corrientes entre las que destacan la que controla la estructura formal del partido y la de los fundadores (Ottón Solís).
Ante tal diversidad es probable que el PAC tenga que recurrir a una primaria más abierta que la anterior y canalizar las posiciones de grupos que van desde una izquierda clara hasta el centrismo de la austeridad fiscal.
EL FA, principal aliado legislativo del gobierno, tiene ante sí dos tareas: conservar una importante fracción legislativa y tratar de producir un poder ejecutivo más fuerte para realizar sus proyectos a largo plazo.
Para lo primero, cuenta con una estructura articulada y dinamizada por su ideología y, para lo segundo, buscaría la formación de una coalición con el PAC. Un avance de esto fue el pacto firmado con el PAC y la agrupación sindical Patria Justa.
Recordemos que el FA va más allá de la conquista del gobierno y busca la formación de una coalición social y política que supere el espacio electoral e institucional. Sin embargo, este partido tendrá que hacer frente a la indisciplina partidaria de algunos diputados y a las diferencias ideológicas ante supuestas infiltraciones trotskistas (Ligia Fallas).
Villalta deberá jugar su capital electoral frente a los viejos sectores provenientes de Vanguardia Popular (Patricia Mora), que no están dispuestos a entregar fácilmente una herencia de varias décadas.
En este contexto, los líderes frenteamplistas se han manifestado por nuevos liderazgos y se rumora una posible precandidatura del diputado Edgardo Araya.
El PLN tiene enfrente una ardua tarea. La persistencia de José María en su candidatura, a pesar de sus altos índices desfavorables. El problema del hijo de don Pepe no es que no lo conozca el electorado, su desafío es que lo conocen y lo evalúan muy mal. ¿Como hará Figueres para lograr que sus favorables suban?
Obviamente, este problema es más relevante para la elección nacional que para la interna. Sin embargo, sus adversarios utilizarán el argumento para convencer a sus bases de que ellos tienen mayores posibilidades.
El figuerismo replicará que tiene las bases, la estructura, aspectos con alguna validez desde lo territorial, pero en época de redes sociales estructuras y movimiento se pueden crear más rápidamente.
EL PUSC arranca con una fracción legislativa protagónica. Sus procesos internos parecieran llevar a una confrontación entre Rodolfo Piza y Rafael Ortiz, el primero, más conocido y, el segundo, con un perfil alto en el mundo político, pero con problemas de conocimiento entre la población. No obstante, el gran reto no será el proceso interno, sino lo que vendrá de afuera.
La familia socialcristiana experimenta una escisión importante: el Partido Republicano Socialcristiano (PRSC), el calderonismo, ha hecho casa aparte y en las pasadas elecciones municipales tuvo una cantidad de votos significativa, aunque inferior al PUSC. ¿Crecerá el PRSC? ¿Restará votos al PUSC? ¿Superará el PUSC la débil votación de la pasada elección presidencial?
Los llamados partidos evangélicos permanecerán en el escenario legislativo, a pesar de que su votación para la presidencial continuará siendo limitada. Estos partidos de nicho tienen gran fuerza por la adhesión ideológico-religiosa de sus bases, pero ven limitada su expansión por su rigidez, aunque una posible fusión podría potenciar su alcance.
El Movimiento Libertario (ML) sigue contando con Otto Guevara, quien como diputado combativo y protagónico es un activo significativo. Sin embargo, su larga permanencia en la política lo ha erosionado y el libertario pareciera más un movimiento guevarista.
Por otra parte, ha surgido un grupo de intelectuales que reclama la autenticidad del pensamiento libertario, lo que agita más las turbulentas aguas del ML.
Balotaje inminente. El paisaje político se caracteriza por un electorado que no se identifica con los partidos y por una baja adhesión a ellos, salvo el PLN que obtiene entre un 20% y un 25% del apoyo, muy lejos todavía del 40% que evitaría una segunda ronda electoral.
El bajo apoyo a la gestión gubernamental será también uno de los elementos predominantes en el escenario. El voto castigo podría jugar un papel importante.
Un paisaje bipartidista está muy lejano, el multipartidismo centrífugo continúa siendo dominante, aunque el rumbo de las campañas y de los acontecimientos podrían modificar una situación que se caracteriza por su alta liquidez.
El autor es politólogo.