El crédito de $156,6 millones para financiar el Proyecto Hacienda Digital para el Bicentenario no se justifica. Tanto el expediente 22016 como los documentos publicados en el portal hacienda.go.cr fallan en demostrar la necesidad del gasto.
El proyecto no solo es un contraejemplo de la frugalidad que debe caracterizar la gestión de la Administración Pública en los tiempos que vivimos, sino también una falta de transparencia en el diseño.
Técnicas modernas de tratamiento de datos en tiempo real y el software y protocolos abiertos habituales en el Valle del Silicio, donde se gestaron Google, Oracle, Facebook, Uber, Airbnb, Amazon y Microsoft, entre otros, se traen abajo la necesidad de inversiones millonarias para alcanzar los objetivos que pretende Hacienda.
La tecnología moderna centra la atención en los datos y no tanto en la adquisición de nuevo software o costosos sistemas informáticos.
Según datos del la Contraloría General de la República, en promedio, el presupuesto no ejecutado en 14 años por la Dirección de Tecnologías de la Información de Hacienda es un 37 %.
Es de cuestionar las oportunidades perdidas para “remozar” los sistemas informáticos con el personal de la institución y gradualmente a lo largo de esos años.
Los ciudadanos no deben ser sometidos a un cargo más al abultado déficit para cubrir la falta de pericia y la desidia de una institución con un préstamo que carece de justificación.
Falta de información. Se echa de menos desde cuestiones elementales, como estudios de mercado y anexos técnicos, hasta asuntos de más fondo, como el grado de alfabetización de datos (data literacy) de quienes proponen el crédito.
La documentación disponible carece de una descripción del método, creíble, consistente y sin ambigüedades, que demuestre con precisión cómo arribaron a las cifras detalladas en cada uno de los rubros del préstamo y cómo vincular cada centavo con la “tierra prometida” que se busca.
Si bien es de suponer que el país se beneficiaría de un modernizado sistema aduanero como el TICA (33,4 % del préstamo), el mismo análisis no es posible a los otros rubros: fortalecimiento de la gestión del gasto público (28,4 %), mejora de eficiencia y orientación al cliente de la administración tributaria (18,2 %), interoperabilidad de Hacienda con las instituciones (14,6 %) y gestión de proyectos (5,4 %).
Con la documentación a la mano es imposible evaluar si es tan necesario gastar $44 millones en una gestión del gasto público o, si más bien, sería suficiente con inyectar en los sistemas ya existentes un monitoreo y una alerta del gasto a partir de una combinación de métodos modernos y tecnologías disponibles abiertas para lograr el mismo objetivo.
Poco beneficio para el ciudadano. Mejora de eficiencia y orientación al cliente de la administración tributaria sugiere “atención ciudadana”; sin embargo, de las descripciones se entiende un sistema moderno financiero-contable, el cual por sí solo falla porque no indica cómo un contribuyente va a ver una mejora sustancial en su trato con el Ministerio de Hacienda y Tributación.
La interoperabilidad entre sistemas institucionales es una herejía. Con fracciones de la inversión propuesta ($23 millones) y plataformas abiertas para el intercambio de mensajes entre sistemas de toda índole es posible reducir costos e integrar todos los silos de información.
En otro apartado se menciona un nuevo sistema de recursos humanos para Hacienda, es decir, una inversión más para el back office (quienes no tienen trato con los clientes) y los empleados del Ministerio que para el contribuyente.
El autor es ingeniero de software.