De aprobarse la venta de la cartera de la Comisión Nacional de Préstamos para Educación (Conape) al Banco Popular, se produciría una falta de liquidez e impediría a la institución atender las obligaciones contraídas.
Si la entidad no recibe ¢16.000 millones de lo inicialmente programado para el 2021, el acceso al crédito educativo se reducirá en un 55 % y, como si esto fuera poco, al parecer regresaría la restricción en el financiamiento de las carreras y aumentará la tasa de interés.
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La cantidad de estudiantes necesitados de un préstamo para estudiar en una universidad privada es elevada. Estos centros cuentan en este momento con más estudiantes matriculados que todas las universidades públicas.
Son muchos los sectores afectados por la pandemia, la educación incluida, pero al mismo tiempo el mundo es consciente del valor de una sociedad educada, lo cual marca una diferencia significativa para sobrellevar la crisis.
Hago un llamado a las autoridades, en especial a los diputados, para que analicen esta gravísima propuesta cuyos perjudicados serán miles de jóvenes estudiantes, para quienes la única manera de acceder a un título universitario es por medio de un préstamo de Conape.
La venta de la cartera supondría un impacto drástico principalmente en los residentes en zonas de menor desarrollo social, que dependen de Conape para financiar sus estudios, ya que el 60 % de los recursos del 2021 estaban destinados a personas de escasos recursos.
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Quienes optan por una universidad privada son, en mayor número, personas que trabajan y complementan sus ingresos con un crédito, principalmente otorgado por esa entidad, porque les ofrece condiciones extraordinarias de financiamiento que la crisis vuelve más necesarias.
No permitamos que por una ocurrencia Conape se debilite o, peor aún, se destruya.
El autor es rector de la Ucimed.