El científico irlandés John Tyndall demostró en 1869 —hace 152 años— que en el aire se encuentra una gran cantidad de partículas provenientes tanto del medioambiente como de los seres humanos.
Llamaron gotas de Flugge a las expulsadas por la vía respiratoria al hablar, toser, estornudar o cantar. A manera de experimento, en un lugar oscuro, encienda un foco y notará que el haz de luz contiene numerosas partículas de diferente tamaño. Es el efecto Tyndall.
De igual forma sucede cuando hablamos o cantamos, aunque las gotas varían en tamaño, velocidad y distancia de desplazamiento. Cuanto más cerrado sea el espacio donde se expelen las gotas o partículas, serán más peligrosas, porque transportan gran cantidad de patógenos: virus, bacterias y hongos, entre otros.
En la Universidad Toho, en Japón, un experimento condujo a redescubrir la llamada tercera ruta de transmisión del coronavirus, porque originalmente fue descrita en el siglo IX, pero sin ese nombre.
El presidente de la Asociación Japonesa de Enfermedades Infecciosas, Kazuhiro Tateda, hace énfasis en que las gotas (microgotas de saliva) transmiten el coronavirus cuando las personas conversan muy cerca.
«Creemos que la infección proviene de partículas finas que no superan el tamaño de un micrómetro», afirma Tateda, lo cual, obviamente, también incluye las partículas más grandes, que transportan muchos más virus.
El efecto será mayor si hablamos en espacios cerrados o muy fuerte, y dependerá también de la distancia hasta la cual viajan las gotas y del tiempo de permanencia en el aire.
Las autoridades han girado instrucciones a fin de prevenir que las gotas de Flugge, disparadas con la tos, el estornudo o la voz al hablar o cantar, nos alcancen. Esto se logra mediante el uso de la mascarilla, manteniendo el distanciamiento y permaneciendo en espacios abiertos.
De acuerdo con la evidencia actual, esta estrategia debiera integrarse en nuestra cultura y, para conseguirlo, el Ministerio de Salud, como ente rector, debe promover políticas educativas interinstitucionales claramente planificadas.
El autor es médico pediatra.