El primero de mayo de 1985, el entonces presidente José María Figueres, en su informe a la Asamblea Legislativa, dijo que Costa Rica era ingobernable.
Para esa época, las instituciones del Estado y los líderes políticos ya se habían granjeado el descontento ciudadano.
Desde la década de los ochenta, se venía proponiendo la necesaria reforma del Estado. Las comisiones que analizaron el asunto tenían claro que la descentralización del Estado y el fortalecimiento municipal eran urgentes.
En 1998, se reformó el Código Municipal; la figura del ejecutivo municipal mutó a la de alcalde, nombrado en elecciones democráticas directas, no por los regidores. Lo malo fue calendarizar la elección para diciembre del mismo año en que elegíamos al presidente y, lo peor, se mantuvo la elección de los concejos municipales dentro de las elecciones nacionales. Fue un fracaso total.
Gracias a una decisión histórica del TSE, en el 2008, que luego se incorporó en la legislación electoral, todas las autoridades locales son elegidas dos años después de las votaciones nacionales. En febrero del 2016, participamos en los primeros comicios municipales de este tipo y el próximo 2 de febrero tendremos los segundos.
Traigo a colación lo anterior para que tengamos claridad en que las elecciones municipales son parte del esfuerzo para la reforma del Estado y, con ello, mejorar la gestión pública y la calidad de vida de cada uno de nosotros. Si nuestros cantones progresan, el país también lo hará. Para avanzar, debemos nombrar a las personas idóneas para ocupar los cargos en los gobiernos locales, pues todos los puestos son relevantes.
En vista del descontento ciudadano con sus líderes políticos, proponemos aumentar la participación ciudadana en la toma de las decisiones que los afectan.
El espacio local es el más apropiado para ello, por lo cual votar en las elecciones municipales del próximo 2 de febrero es el paso fundamental para cambiar nuestra cultura política centralista y dar inicio a una nueva forma de gobernar, mediante la cual los ciudadanos pasemos a ser actores protagónicos y no simples espectadores.
En las elecciones municipales, lo primordial somos las personas, no tanto los partidos políticos. Debemos analizar las opciones, pues son muchas. Hay unos 90 partidos inscritos en el país y aproximadamente 70.000 candidatos para llenar 6.138 puestos. En otras palabras: nadie puede decir que no existen opciones.
Informémonos en cada cantón sobre los candidatos, comparemos, veamos trayectoria, preparación y liderazgo local y votemos por quienes nos parezcan mejores.
Vamos a seleccionar a quienes administrarán nuestros impuestos y los servicios públicos. Estamos eligiendo a los responsables del desarrollo de nuestros cantones y, a la vez, de Costa Rica.
Tenemos en nuestras manos una gran responsabilidad y también un gran privilegio; debemos aprovecharlo. Si no estamos contentos con mucho de lo que ocurre, esta es una buena oportunidad para empezar a cambiar la situación nacional y para participar en ese cambio. Entendamos que el esfuerzo es para construir un nuevo y mejor futuro para el país y para nosotros. El futuro de Costa Rica será descentralizado o no será.
El autor es expresidente del IFAM.