Me encantan los colores porque son el símbolo de lo diverso; son como la vida, que tiene distintos matices, como las historias reales, que son múltiples, disímiles e imposibles de encasillar; historias como las protagonizadas por muchas mujeres emprendedoras en el país.
En Sarapiquí hay una pequeña empresa llamada Theobroma Cacao. Lo suyo son los tintes vegetales. Es una empresa liderada por una mujer, quien extrae hermosas gamas de tonos de frutos, plantas, árboles y raíces y luego los utiliza para confeccionar sombreros, bolsos, arneses y otros artículos.
La iniciativa es un ejemplo de como un conocimiento tradicional aplicado, la extracción de tintes naturales en este caso, se transforma en una idea de negocio a tono con la actualidad.
De trasfondo hay tres componentes clave para articular una historia de éxito: una mujer emprendedora, una oportunidad tecnológica y una plataforma de capacitación que posibilita que los sueños pasen de la idea a la realidad.
La plataforma de capacitación se llama HP LIFE y, gracias a ella, 767 personas provenientes de más de una docena de comunidades, principalmente en condiciones de vulnerabilidad social, recibieron formación digital y de negocios para impulsar sus propias iniciativas productivas.
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Progreso digital. Lo más llamativo es que un 88 % de la población está constituida por mujeres, la mayoría de ellas con conocimientos limitados sobre computación; sin embargo, con las habilidades adquiridas, lograron desarrollar sus propuestas de negocios y potenciar sus destrezas tecnológicas, lo cual las ha empoderado y motivado para progresar.
Lo aprendido en las actividades de capacitación sirve para recalcar que tenemos que cerrar las grandes brechas sociales y económicas que impiden alcanzar una sociedad más justa y que tenga el valor de la igualdad como base.
La visión de una sociedad más equitativa supera lo estrictamente necesario, por ejemplo, equiparar los salarios de hombres y mujeres como retribución a una labor análoga, un campo en el cual existe un trato desventajoso. No obstante, el sentido de justicia al que me refiero va más allá, y apunta hacia la equidad como estrategia.
Equidad. A diferencia de la igualdad, la equidad no se centra en ofrecer lo mismo a todas las personas, sino en redistribuir los beneficios, recursos y facilidades para que asimetrías históricas sean superadas.
De esta forma, algunas personas necesitarán mayor apoyo que otras, pero todas deberán ser atendidas para procurar una sociedad más equitativa.
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Esta visión es la que nos impulsó a superar un año difícil, como lo fue el 2020, que nos motivó a no descuidar nuestro propósito de generar capacidades para el bienestar, especialmente cuando se trataba de muchas mujeres emprendedoras que requieren el respaldo de organizaciones que crean en ellas con el fin de que liberen su potencial, se empoderen y superen los múltiples desafíos que enfrentan.
Buscamos con este esfuerzo que las tecnologías y habilidades adquiridas se constituyan en oportunidades de progreso, que contribuyan a generar recursos suficientes para equilibrar la vida laboral o sus propios negocios, con sus otras facetas y su desarrollo humano.
Solo de esta manera será posible superar las brechas históricas y los retos actuales de exclusión social y de género. Es fundamental que las empresas aumenten su protagonismo y liderazgo frente a la incorporación de las mujeres en las esferas de toma de decisión, así como también el apoyo al diseño de políticas sociales que refuercen la equidad.
La inspiración para el cambio procede de múltiples fuentes; para mí, cada una de las mujeres emprendedoras es símbolo de que las cosas se hacen bien cuando la visión y la acción son coherentes. Es responsabilidad de todas y todos colaborar en la construcción de sociedades más equitativas.
La autora es directora del Site HP Costa Rica.