En tiempos de crisis, las instituciones tienden a reinventarse, y yo tenía la ilusión de ver qué innovaciones salían del sector educativo.
Pocas iniciativas me han llamado la atención, pero he visto propuestas preocupantes para el futuro de la educación.
En el artículo “Screen New Deal”, publicado el 8 de mayo en The Intercept, Naomi Klein cuenta sobre los planes del gobernador de Nueva York de formar una comisión de escuelas inteligentes liderada por altos ejecutivos de compañías big tech, con la intención de construir una utopía de alta tecnología en la ciudad.
Al principio, puede sonar muy bien, apostar por la tecnología e invertir en ella. Por el momento, los alumnos no pueden volver a clases y la virtualización ha sido la respuesta más accesible, pero esto no puede solucionar todo, y menos cuando hablamos del aprendizaje de los niños.
En lugar de invertir en tecnología, ¿por qué no invertir en educación? Si las clases con muchos alumnos suelen ser un riesgo, ¿por qué no hacer más clases con menos alumnos? ¿Contratar más maestros? ¿Contratar enfermeras para las escuelas?
Durante años, hemos hablado de la necesidad de reducir los tamaños de las clases sin lograr avances. Ahora, sería el momento perfecto. Esta iniciativa crearía empleos en época de recesión.
Hay otras iniciativas, como desarrollar programas al aire libre, basadas en gran cantidad de estudios que demuestran los beneficios de pasar tiempo en la naturaleza.
Apuesto todas las veces por escenarios donde personas capacitadas en enseñanza (maestros) guíen a los menores (alumnos) en grupos donde aprenden a socializar cara a cara y a tener experiencias en un mundo 3D y no 2D de pantallas.
De la alianza entre la Fundación Gates y el estado de Nueva York, el director de la Asociación de Maestros reaccionó: “Si queremos reinventar la educación, comencemos por abordar la necesidad de más trabajadores sociales, consejeros de salud mental, enfermeras escolares, cursos de arte enriquecedores y clases más pequeñas”.
No podría estar más de acuerdo. Según Schimdt, CEO de Alphabet, la empresa matriz de Google, estamos viviendo un experimento de aprendizaje remoto.
Para las big tech, lo que estamos viviendo las familias es un experimento para movernos más en la dirección de enseñanza virtual.
Una visión inquietante y de un enfoque mecánico, cuando en este momento necesitamos enfoques humanísticos.
Como dice la autora: “Enfrentamos decisiones reales y difíciles entre invertir en humanos o invertir en tecnología porque la verdad es que es muy poco probable que hagamos ambas cosas”.
La autora es consultora educativa.