El sufrimiento de civiles en Israel y Gaza no debería ocurrir. Hamás y la Yihad Islámica, organizaciones terroristas que tomaron control de la Franja de Gaza después de un golpe de Estado contra la Autoridad Palestina, son parte del esquema malvado patrocinado por Irán, que ya ha dejado su huella de terror en otras partes del mundo, donde ha infligido dolor, primero, a los palestinos inocentes, y después, a los civiles israelíes.
Hamás y la Yihad Islámica lanzan misiles desde el corazón de su propia población civil, y las infraestructuras operacionales usadas para disparar en forma indiscriminada contra la población israelí se encuentra dentro y al lado de inmuebles residenciales.
Estas operaciones terroristas son, de hecho, un doble crimen de acuerdo con la Convención de Ginebra, pues utilizan a sus ciudadanos civiles como escudos humanos, y el ataque es lanzado deliberadamente contra población civil de Israel, como claramente lo manifestó el 17 de mayo la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Dada la situación, Israel no solo tiene que, sino que debe, defenderse como lo haría cualquier país del mundo que reciba una lluvia de cohetes sobre su territorio y sus ciudadanos.
Si Israel no hubiese invertido en tecnología de autodefensa, estaría totalmente arrasado e innumerables vidas humanas se habrían perdido.
Antecedentes. Israel llevó a cabo grandes esfuerzos para evitar lo que se vive hoy: se pospuso la discusión sobre Sheij Yarrah, el supuesto desalojo arbitrario de unas familias palestinas que construyeron sus casas en tierras que han pertenecido durante décadas a israelíes.
Este caso aislado estaba en la Corte para efectuar un desalojo, como actúan los Estados de derecho y democráticos, donde se realizan procesos judiciales. El litigio se encuentra en los tribunales de justicia desde hace unos 20 años, pero se usa ahora como pretexto para atacar a Israel.
Israel también tomó la decisión difícil de prohibir que los judíos subieran al Monte del Templo en el Día de Jerusalén y cambió la ruta de un desfile de banderas para evitar el contacto entre ellos y los musulmanes.
Incluso antes, a pesar de la tensión y por respeto a la libertad de culto, Israel dejó entrar a 80.000 fieles musulmanes en la explanada de las mezquitas, en el Monte del Templo, y grupos incitados por Hamás, valiéndose del sentimiento religioso y nacionalista de sus correligionarios, lo convirtieron en escenario de agresión, al lanzar piedras contra los judíos que rezaban abajo, frente al muro occidental, y después contra la policía, que ingresó solo después de que comenzaron los ataques y para dispersar a los alborotadores.
Para entender por qué Hamás quiso «calentar» el terreno ahora, hay que tomar en cuenta el descontento entre las filas palestinas por el hecho de que el presidente de la Autoridad Palestina —que ha estado en el poder 15 años— suspendió (otra vez) las elecciones que debieron tener lugar en estos meses, lo que frustró a Hamás, que pensaba ganarlas, y por eso canalizó su frustración lanzando cohetes contra Jerusalén, so pretexto de protegerla…
Hemos sido atacados desde Gaza con, cuando menos, 3.300 misiles, cuyo objetivo es matar población civil israelí. Parte de los cohetes (entre un 15 y un 20 %) han caído dentro de Gaza, cobrándose vidas y golpeando a sus civiles, incluidos niños.
Sin reparos. Los disparos desde Gaza han destruido infraestructura en Israel, herido y matado a personas. Los cohetes que caen en Israel no diferencian entre religiones ni si las victimas son judías, musulmanas o cristianas.
El Comando de Defensa Civil debió adoptar medidas para preservar la vida de la población. Entre otras, optó por cerrar los centros educativos, lo cual significa que medio millón de niños se quedan en sus hogares.
En sus operaciones de autodefensa, Israel extrema los esfuerzos para proteger a los ciudadanos inocentes de Gaza; les avisa antes de las operaciones puntuales dirigidas hacia edificios e instalaciones usados como centros de comando de Hamás.
Israel tiene el derecho de la autodefensa y la obligación de proteger a sus ciudadanos de un ente terrorista como los es Hamás, que proclama en su Constitución, como objetivo fundamental, la aniquilación de Israel.
La comunidad internacional inequívocamente debe condenar la agresividad de esta organización terrorista que opera contra Israel y su población civil, y reconocer el derecho de Israel a la autodefensa. Solo la derrota de los terroristas garantizará a ambos pueblos vivir en paz y seguridad.
El autor es embajador de Israel en Costa Rica.