Claves para mejorar la enseñanza del inglés

El éxito de aprender un idioma extranjero tiene mucho que ver con el desarrollo de la inteligencia lingüística por medio de su propio idioma. El inglés no es una materia aislada, se relaciona mucho con el idioma nativo y hasta con las matemáticas, porque requiere mucho razonamiento lógico.

Lo primero. De acuerdo con los resultados de comprensión de lectura de alumnos costarricenses en los exámenes PISA, pareciera que hablar de bilingüismo para las nuevas generaciones puede ser prematuro. Es recomendable mejorar como lectores primero en el idioma nativo para cultivar mentes más abiertas e intereses más amplios. No es una coincidencia que los países que tienen mejores niveles de inglés como segundo idioma en el mundo son Holanda, Noruega, Dinamarca y Suecia, entre otros. Estas son sociedades muy progresivas en su manera de pensar y actuar. En América Latina, el país con el mejor inglés es Argentina, según afirman los datos del World Economic Forum, 2016.

Uno de los recientes cambios en el sistema formal de la enseñanza del inglés propuestos por el Ministerio de Educación Pública (MEP), es la implementación de su enseñanza desde preescolar, empezando a los cuatro años con la esperanza de lograr el bilingüismo. Es sorprendente esta decisión, ya que en los países con índices más altos en el nivel de inglés como segundo idioma (incluso Argentina) se empieza a impartir en promedio a los nueve años, es decir en el segundo o tercer grado escolar.

Enseñanza musical. Antes de empezar con el segundo idioma es recomendable que un niño tenga condiciones para desarrollar su idioma nativo y la función ejecutiva del cerebro, cuyo periodo crítico es antes de los ocho años. Para estimular este desarrollo, y así preparar el niño para que funcione con éxito en la escuela se sabe que es muy importante leerles desde una edad muy temprana, y más importante aún es involucrar la niñez en las actividades de música desde preescolar.

La educación musical les da un apresto extraordinario no solo en áreas de letras sino también en las matemáticas, como explica un estudio hecho por Anita Collins, una investigadora en neurociencia y música en Australia.

En su investigación, Collins descubrió que los niños que recibieron clases de música desde muy pequeños, a sus siete años presentaron un coeficiente intelectual 7,5 puntos más alto que otros niños que no tuvieron la oportunidad de recibir clases musicales. Esto quedó demostrado mediante varias investigaciones: el cerebro de ellos era más apto para instruirse y así, naturalmente, disfrutar más el proceso del aprendizaje.

Según mi apreciación, en Costa Rica la educación musical es muy baja o no se da en preescolar o en guarderías, mientras que en los países europeos las actividades de música, en el sistema formal, son diarias desde los dos o tres años. No necesariamente se trata de tocar instrumentos, pero existe la necesidad imperiosa de cantar, bailar y expresarse como una actividad sistemática durante los primeros años de vida. Las experiencias musicales, donde los niños memorizan canciones y bailan ciertas coreografías no solo entrenan sus cerebros para que se sientan más cómodos al llegar a un ambiente intelectual; además, según Anita Collins, ayudan a prevenir problemas del aprendizaje, ya que mejoran la comunicación entre los dos hemisferios de nuestro cerebro.

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Existen diversos estudios en los cuales se confirma que la mejor actividad para estimular el cerebro en desarrollo es la música. Desde esa aseveración se puede concluir que con el mejor desarrollo cerebral los niños no van a experimentar tantas dificultades a la hora de aprender idiomas.

Efectuar actividades de música no requiere mucha inversión, puede ser hasta de menor costo que la implementación de un programa de inglés en preescolar. Si bien los cambios son necesarios para mejorar la enseñanza del inglés en el país, tienen que hacerse con mucho cuidado y de forma integral.

La autora es profesora de inglés.