A tres semanas de las elecciones municipales, el periódico digital El Mundo CR informó de la presencia del diputado liberacionista Daniel Ulate en una actividad proselitista de la Unidad Social Cristiana, celebrada el sábado, en Atenas, para promover la reelección del alcalde Wilberth Aguilar. Los integrantes de la papeleta liberacionista no tardaron en expresar su indignación y pronto les siguió la juventud del partido.
El legislador tampoco tardó en publicar un video para explicar sus actos. Lejos de convincentes, las razones resultaron absurdas: según dijo, terminó en medio de la fiesta socialcristiana casi por accidente. Pretendía ayudar a un grupo de jóvenes a establecer un negocio de crossfit y decidió presentárselos al alcalde, quien los invitó a almorzar justo en el sitio y hora del acto político, anunciado días antes, con todo y conjunto musical.
A juzgar por las fotos, no hacía falta ingresar al salón para entender lo que sucedía dentro. El local es abierto y las imágenes captadas desde afuera muestran un mar de globos, letreros y vestimentas azules y rojas. No obstante, el legislador entró, almorzó y se retiró poco después, según la explicación inicial, ayuna del menor reproche al alcalde ateniense por la falta de delicadeza —para no decirlo con más severidad— de atraerlo hasta el sitio donde se celebraba un acto contrario a las aspiraciones del partido que lo hizo diputado.
El video duró poco en las redes sociales del legislador. Horas después de publicarlo, lo retiró. Cuando se le preguntó por qué, afirmó que el asunto sería examinado por el Tribunal de Ética del PLN. Minimizó, de nuevo, su participación en el acto y dijo haberse sentado “en una esquinita”. El lunes, la fiscala del partido pidió al tribunal investigar el caso y trascendió la molestia de la fracción y otros sectores de la agrupación política, pero la bancada insistió en la necesidad de esperar la resolución del tribunal.
El martes, un video demostró que el diputado mintió al país y a sus compañeros de fracción. Se ve frente al público, al lado del alcalde, mientras el legislador socialcristiano Erwen Masís pronuncia un discurso de apoyo a su candidato. Terminado el discurso, aplaude y reparte palmadas en la espalda y apretones de manos a Aguilar y Masís. Luego, se aleja del escenario con el brazo sobre el hombro del diputado socialcristiano.
Derrumbado el cuento de la “esquinita”, se produce una nueva ola de indignación en las filas verdiblancas. Guillermo Constenla, presidente del partido, califica lo actuado como una traición y pide a Ulate renunciar a la curul. El excandidato Antonio Álvarez coincide y agrega que la actuación del legislador es “imperdonable”. El Tribunal de Ética suspende al diputado mientras dicta la resolución de fondo y la fracción lo aparta de sus actividades por votación unánime.
El miércoles, trasciende que, durante la reunión de fracción del día anterior, Luis Fernando Chacón preguntó a Ulate si había más videos. Entonces, confesó haberse dirigido a la concurrencia socialcristiana. Cuestionado por la prensa, respondió, con extraño tono de incertidumbre: “Creo que fue un saludo muy breve”. A cuatro días del acto socialcristiano, había olvidado lo dicho. El periodista preguntó si recordaba sus palabras: “Ahorita no, sinceramente”, contestó.
Pero nada de lo dicho sucedió, y, si sucedió, no importa. La verdad, dice Ulate, es que se le persigue por patrocinar un proyecto de ley que obligaría al Ministerio de Hacienda a adoptar un sistema de trazabilidad de los licores. Hasta ahora, el proyecto, que crearía un lucrativo negocio para los proveedores del sistema de trazabilidad, ha sido rechazado por Hacienda, las cámaras de Industrias y de Comercio, los ministerios de Salud y Economía, la Contraloría General de la República, el Departamento de Servicios Técnicos de la Asamblea Legislativa y la Cámara Costarricense-Norteamericana de Comercio (AmCham).
La Cervecería Costa Rica también se opone y, según Ulate, orquestó lo sucedido en los últimos días al punto que la fracción cedió a sus “presiones” cuando lo apartó de su seno. La jefa de fracción, Silvia Hernández, calificó el argumento de “bajeza” y Roberto Thompson, otro de los impulsores de la ley de trazabilidad de licores, manifestó no haber sentido presión de la Cervecería, “ni en este momento ni en ningún momento”. Carlos Ricardo Benavides no quiso comentar las declaraciones de Ulate “por razones de humanidad” y otros liberacionistas le reprocharon sus “mentiras”.
Atrapado en su propio discurso, el diputado no pudo evitar deslizarse por la misma pendiente y acusó a la empresa cervecera de una gran evasión fiscal sin mostrar un solo indicio. La compañía respondió instándolo a renunciar a la inmunidad para esclarecer el asunto en los tribunales. Si la afirmación de Ulate es tan cierta como la “esquinita” del festejo socialcristiano, podría haberse metido en dificultades adicionales, como si los cargos contra sus compañeros y partido no fueran suficientemente graves.
La negación de la realidad pese a la evidencia incontrovertible, la fácil y frecuente mutación de los argumentos, el intento de desviar la conversación mediante cargos sensacionales e infundados, son características de la política en la era de la posverdad. En Costa Rica, nos hemos limitado a ver el fenómeno desarrollarse en otras latitudes. Es importante no permitirle echar raíces en nuestro suelo.