Editorial

Editorial: Surge una esperanza

Un diálogo como el convocado por los presidentes de la República y el Congreso rompe el ‘impasse’ creado por el traspié inicial y reduce el campo de acción de los extremistas y radicales.

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La mesa de diálogo convocada el domingo por el presidente, Carlos Alvarado, y el presidente de la Asamblea Legislativa, Eduardo Cruickshank, exhibe como fortaleza esencial un compromiso con la eficacia. Los caminos son varios y la discusión se centra en escoger cuáles transitar, pero la meta es una y está formulada con meridiana claridad: “¿Cómo lograr una mejora permanente de por lo menos 2,5 puntos porcentuales del PIB en el déficit primario del Gobierno Central y una disminución a corto plazo del monto de la deuda pública (de unos 8 puntos porcentuales del PIB), mediante una mezcla de acciones de ingresos, gastos y gestión del endeudamiento público, para evitar que el Estado caiga en una cesación de pagos?”.








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