En nuestro país, la función de los vicepresidentes de la República es reemplazar al presidente en su ausencia, pero eso no implica ocio en otros momentos, pues, para garantizar la eficacia de los eventuales reemplazos, los vicepresidentes deben estar enterados en todo momento de los asuntos de la presidencia. También es usual asignar a los vicepresidentes funciones específicas, normalmente de coordinación, para aliviar la carga de trabajo al presidente.
Tras la renuncia al cargo de canciller, el presidente, Carlos Alvarado, asignó a la primera vicepresidenta, Epsy Campbell Barr, funciones en materia de desarrollo territorial, empoderamiento y liderazgo de las mujeres, pueblos afrodescendientes y educación financiera. A su cargo estará la coordinación de iniciativas para el bienestar social y económico de las zonas rurales con mayor vulnerabilidad. Se trata, sin duda, de un menú muy amplio, que será necesario focalizar, priorizar y convertir en acciones concretas con metas cuantitativas.
Por su parte, Marvin Rodríguez Cordero, segundo vicepresidente, en entrevista concedida a este medio señaló que el presidente Alvarado le encargó gran parte de las responsabilidades del área social durante los próximos cuatro años. Señaló que en el país hay sectores a los cuales no se les dedica atención suficiente, como los discapacitados, los adultos mayores, la niñez, la juventud y los adolescentes. Es decir, la mayor parte de la población.
Sin embargo, cuando se le preguntó sobre los objetivos específicos de sus actividades, el vicepresidente dio respuestas vagas, que dificultan separar sus labores de las encargadas a Campbell y, al final de su gestión, no permitirán comprobar la bondad de la ejecutoria. Lo que no se mide no puede ser bien definido; lo que no se define con precisión no puede ser bien administrado. Por eso, instamos a los dos vicepresidentes a precisar las labores concretas que emprenderán durante los próximos años en áreas tan vitales como las enunciadas a grandes pinceladas.
Contrasta con lo dicho el papel escogido por la primera dama, Claudia Dobles Camargo, involucrada en la solución de problemas concretos del transporte público, particularmente el desarrollo del tren eléctrico. En esa función ha mostrado un gran liderazgo y ejecutividad.
Cuatro años de gobierno pasan demasiado rápido y, por tanto, es necesario que los servidores públicos, en particular los que ocupan los cargos superiores de dirección y coordinación, identifiquen los problemas a cuya solución deben abocarse, definan acciones concretas para hacerlo y establezcan los resultados esperados en el tiempo. El gobierno por objetivos, capaz de justificar lo que los funcionarios hicieron con los recursos financieros y de otro tipo puestos a su disposición, ayuda a fortalecer el sistema democrático.
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Costa Rica enfrenta problemas serios en el campo social, comenzando por el alto desempleo y los grupos que no participan plenamente del desarrollo económico. Muchos de esos problemas pueden ser resueltos por una economía dinámica, creadora de empleos e ingresos para una mayor cantidad de personas. La mejor política social, se suele decir, es una buena política económica. Pero eso no basta y es necesario atender problemas puntuales como los que, esperamos, conformen el plan de trabajo de los dos vicepresidentes de la República.