Editorial

Editorial: Empleo público y privado

En el sector público, los privilegios no dependen de los estudios cursados. Un oficial de tránsito o un jardinero ganan mucho más por ser empleados universitarios.

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A una profesora universitaria se le ocurrió justificar los ruinosos regímenes salariales del sector público y, en particular, los de la educación superior, por los estudios cursados en uno y otro caso. El argumento es tan absurdo que apenas merecería comentario. Sin embargo, dice mucho sobre la autoestima de la aristocracia burocrática y, por tanto, ayuda a explicar por qué los privilegiados exigen cada día más, sin preocuparse por el origen de los fondos y el impacto del gasto sobre la sociedad entera, comenzando por los más necesitados.








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