Aunque las municipalidades recibieron el favor de los diputados para librarse de la regla fiscal y recibir más dinero para realizar obras, en muchos cantones hay calles que son una verdadera vergüenza.
Huecos, grietas, deformaciones, remiendos mal hechos, escombros, tierra, maleza y falta de señalización le dan un aspecto calamitoso, propio del tercer mundo, a amplios tramos de nuestra red vial cantonal.
Manejar por calles paupérrimas exige máxima concentración y reflejos felinos, mientras la vibración causada por el irregular rodamiento de los vehículos somete a los viajeros a una incómoda prueba de resistencia.
Esta es la experiencia diaria de miles de conductores y pasajeros que pagan impuestos y marchamo para transitar por caminos decentes, pero que al final se ven obligados a pasar por la calle de la amargura.
Las municipalidades brillan por omisión en este tema. Los alcaldes, que el año pasado hicieron mucha bulla en la Asamblea Legislativa para obtener una serie de beneficios, ahora están muy calladitos.
Ya casi se cumple un año desde que los diputados aprobaron una ley para exonerar a los ayuntamientos de la regla fiscal en forma permanente y, de esa forma, aumentar el gasto administrativo.
Recordemos que ese beneficio fue objetado por la Contraloría General de la República, el Banco Central y el Ministerio de Hacienda que temían que se disparara el gasto en salarios, intereses y transferencias.
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Dicho y hecho. La Contraloría reveló que durante el primer semestre del 2021 los ayuntamientos subieron su gasto corriente hasta en un 142%, mientras que los fondos para obra pública sufrieron una reducción.
Los alcaldes también lograron que se le quitaran ¢29.244 millones al presupuesto del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) del 2022, para dirigirlos a las municipalidades, para el mantenimiento de rutas cantonales.
Dicha medida, promovida con oportunismo, en medio del escándalo que envolvió al Conavi por el Caso Cochinilla, dejó al próximo gobierno sin dinero para conservación vial en el segundo semestre de este año.
Pero ese dinero tampoco se ha visto en los cantones. Los meses de verano se están desaprovechando sin que inicien los arreglos que los ayuntamientos supuestamente iban a realizar con esos fondos.
Los alcaldes, que al parecer han estado más preocupadas por pagar pluses salariales y mantener la burocracia municipal, le deben una explicación a los contribuyentes. ¿Y las calles pa’ cuándo?
El autor es jefe de Información de La Nación.