Gracias al liderazgo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) prospera un acuerdo histórico para la creación de un impuesto mínimo global sobre la renta de las empresas: primero fue el G7 (Londres) y luego el G20 (Venecia) para obtener el apoyo de 130 países.
Si bien es cierto que quedan detalles por definir, el acuerdo tendrá para nuestro país efectos positivos, pero también origina retos con respecto a la atracción de inversiones, especialmente de las compañías radicadas en las zonas francas, para las cuales el incentivo impositivo posiblemente pase a un segundo plano.
Según el especialista fiscal Dr. Alberto Barreix (Harvard-BID), la propuesta consta de dos pilares. El primero es adecuar el sistema impositivo a la economía del conocimiento y digital para que empresas como Amazon, Google y Facebook, entre otras, cuyas ganancias son millonarias y su contribución no es proporcional debido a sistemas fiscales obsoletos, paguen un mínimo de renta global del 15 %.
Costa Rica se beneficiaría porque se establece a las empresas un piso mínimo del 15 % y, principalmente, porque deberán repartir sus adeudos tributarios en los lugares de operación (hecho generador), lo que significaría un ingreso para nuestras arcas. Lo difícil será acordar los mecanismos para la ejecución.
El pilar dos, «evitar el traslado de la base imponible a países de baja tributación», podría significar que de las empresas en zonas francas se reciba el pago de tributos, positivo a corto plazo, pero plantea verdaderos desafíos para la retención de algunas de estas, atraídas en la actualidad por la exención, y nos restará músculo para conseguir nuevas inversiones, lo que lleva implícita una seria amenaza.
Las zonas francas han sido motor de crecimiento de nuestra economía y generadoras de empleo, especialmente para jóvenes y mujeres, por lo que es imperativo continuar siendo atractivos y, para ello, debemos trabajar en la mejora de nuestra educación, especialmente en las áreas técnicas y las materias STEM, así como también en la productividad y competitividad del país.
Es una carrera en la que competimos contra muchos países, por eso, debemos hacerlo primero y mejor que los demás.
La autora es politóloga.