El 25 de noviembre se conmemorará el Día Internacional de la no violencia contra la mujer. Este año las Naciones Unidas y la campaña Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres han enfatizado en ponerle fin al delito de violación por ser un costo intolerable para cada sociedad.
Sobre la violación se habla poco, pero ha sido una poderosa arma usada en la guerra, lo mismo que en conflictos entre pandillas y grupos vinculados al narcotráfico. Si la creemos lejana a nuestra realidad, es por la poca visibilidad que se le da, lo cual aumenta la deuda social con todas las víctimas, cuyas secuelas, mucho más allá de lo sucedido en sus cuerpos, dejan imborrables cicatrices.
Uno de los datos más impresionantes del Primer Informe Estado de la Justicia (2015) es que la tutela de los delitos sexuales es el eslabón más débil de la justicia penal costarricense, con el más alto nivel de desestimación, que ascendía al 80 %.
El resultado nos revela el alto riesgo y la desprotección en que se encuentran las víctimas de este tipo de delitos, cuyas causas fenecen en las primeras etapas del proceso, razón del por qué las afectadas —y muy especialmente las adolescentes— no denuncian y desconfían incluso de las fuerzas policiales llamadas a protegerlas.
El dolor de lo sucedido se suma a procesos que, pese a que contemplan medidas correctivas y de sensibilización de género, se prolongan demasiado. La media es de más de dos años, los exámenes, las dificultades de contar con prueba directa, la estigmatización social, todas ellas son poderosas fuerzas que favorecen la impunidad de los agresores y una atroz desprotección para las perjudicadas.
Según el Observatorio de Violencia de Género del Poder Judicial (2018), la violación es la cuarta causa de denuncias penales, y la tercera, la Ley de Penalización de Violencia contra la Mujer, únicamente seguidas por los delitos contra la vida y la propiedad. Lo anterior revela los altos niveles de violencia por razones de género existentes en nuestro país. Un 87 % de las víctimas son mujeres.
En 2018, se presentaron 1.539 denuncias por violación, lo que equivale a 4,2 violaciones por día, cifra dolorosa y alarmante, y registra tan solo a las afectadas que denuncian. Recomendaciones para ser parte de la solución: trabajar en las causas profundas, redefinir la masculinidad, no culpar a las víctimas, tolerancia cero y educar a la próxima generación.
La autora es politóloga.