Columnistas

Polígono: Dos K checos

La idea de que Gabo y Kundera fueran amigos parecía un rompecabezas de cien piezas y media

EscucharEscuchar

Esta semana experimenté una acrobacia mental alrededor de las figuras de Franz Kafka y Milan Kundera. La primera noticia que leí el miércoles provenía de Praga: “El escritor Milan Kundera obtuvo el prestigioso premio Franz Kafka 2020 [...] este reconocimiento supone la reconciliación definitiva entre Kundera y su país de origen…”. A Franz Kafka lo veo como un escritor checo que, en un país multilingüe, hablaba en checo y escribía en alemán, lo cual fue una suerte porque, de haber escrito en checo tal vez sería hoy desconocido: su primer libro fue publicado en Leipzig, un centro de irradiación cultural alemana de primer orden. De modo similar, Kundera, checoparlante, fue despojado de su nacionalidad por el régimen comunista y, forzado a emigrar a Francia, terminó escribiendo en francés sus obras más importantes; pero el provincianismo lingüístico de los intelectuales checos no solo creó cierta resistencia a aceptar a Kafka como escritor suyo; también prolongó innecesariamente el ostracismo de Kundera.








En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.