Hace tres años, la Unión Europea donó 5,1 millones de euros para la construcción de obras en los 15 cantones por donde pasaría el tren eléctrico, sin sospechar que parte del dinero se usaría para financiar viajes de alcaldes, regidores, diputados, viceministros y otros al Viejo Continente.
Se suponía que los recursos iban a beneficiar a comunidades de la Gran Área Metropolitana (GAM), pero a fin de cuentas han servido para que un puñado de funcionarios vayan a “intercambiar experiencias” en España.
Los viajes, tres hasta donde se sabe, fueron organizadas por la Unión de Gobiernos Locales (UNGL), y el costo global se calcula en ¢87,5 millones usados en cubrir los gastos de unas 40 personas.
Lo más irónico es que el avance y ejecución de las obras del denominado proyecto Mueve es nulo. Según cifras de la propia UNGL, hasta julio pasado, se habían utilizado 943.600 euros de los 5,1 millones donados por la Unión Europea.
La mayor parte de ese dinero se usó para salarios de personal administrativo, consultores, socios internacionales, capacitaciones, mobiliario, equipo informático, dietas y viajes. Pero en cuanto a obras concretas todavía no se ha gastado ni un euro.
Curiosamente, ahora que La Nación evidenció la agencia de viajes montada con dineros de la cooperación europea, la UNGL anuncia la firma de un convenio con los alcaldes de los 15 cantones beneficiados para “planificación territorial y desarrollo urbano”.
Aleluya, qué dicha que finalmente, tres años después, al parecer alguien se acuerda de cuál era el destino original de esos recursos. Sin embargo, esto no exime a los responsables de administrar los fondos de dar cuentas sobre lo ocurrido.
Imagino que hay extensos informes sobre los aprendizajes de las delegaciones que viajaron a España donde “intercambiaron experiencias” y cantidades industriales de propuestas, surgidas a partir de esas visitas, para ejecutar en nuestros cantones.
Por transparencia, sería bueno que la UNGL y los favorecidos con los periplos rindan cuentas sobre los beneficios concretos de sus excursiones, pues, de lo contrario, quedaría la impresión de que fueron simples paseos a costa de la generosidad europea.
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El autor es jefe de información de La Nación.