Columnistas

Página quince: Todos somos Hong Kong

Los líderes de China temen justamente las cosas que le prometieron a Hong Kong en la Declaración Conjunta, concretamente, el Estado de derecho y las libertades que este protege.

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LONDRES– En mi discurso final como gobernador de Hong Kong, el 30 de junio de 1997, pocas horas antes de abandonar la ciudad, dije: “Ahora, el pueblo de Hong Kong tiene que gobernar Hong Kong. Esta es la promesa. Y este es el destino irreversible”.








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