Columnistas

Página quince: Aprecio por lo valioso del pasado

La catedral de Notre-Dame debe volver a ser lo que era, sin una coma más y sin una coma menos.

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Los jóvenes tienden a fijar su atención en el futuro; los viejos, en el pasado. Con los notables avances en robótica, inteligencia artificial y todo lo que un pequeño y barato teléfono celular puede hacer, muchos han olvidado el reloj de cuerda (¿solo para dar la hora sirve esa cosa?). También de los libros viejos, pues, sin sacrificar espacio físico, en bibliotecas virtuales encuentran desde Don Quijote de la Mancha hasta el Evangelio según san Juan y El capital, de Marx. Pero ¿“sacrifican” espacio los libros antiguos? Para muchos, la respuesta es no: los libros antiguos, más bien, engalanan el espacio donde se ubiquen.








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