Todos los escenarios apuntan a una recuperación económica nacional del 5,4 % del PIB, pero los problemas en las cadenas de abastecimiento, la crisis energética o los aumentos de precios de algunos «commodities» en el último trimestre podrían afectar el pronóstico a la baja.
Existen presiones en las materias primas, razón por la cual los términos de intercambio se están deteriorando. Esperemos que las economías avanzadas mantengan las tasas de interés bajas y no comiencen a subirlas para quitar liquidez.
Nuestra recuperación económica sufriría un golpe si la demanda externa se contrae o si las restricciones sanitarias volvieran a aplicarse. Costa Rica depende mucho del comercio exterior y el turismo.
Los ajustes en las finanzas públicas muestran buenos resultados y, por ende, es preocupante que candidatos presidenciales ofrezcan proyectos millonarios imposibles de materializar debido al elevado endeudamiento y gasto públicos.
Hay que estar claros en que los ingresos y la contención en gastos este año no son sostenibles en el 2022. El financiamiento del Gobierno Central depende de la actual coyuntura política y el cumplimiento del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Estamos inmersos en una de las mayores crisis del transporte marítimo a escala mundial, lo que ha significado un acrecentamiento considerable en el costo de los fletes de muchos productos.
Los puertos del Pacífico, que reciben grandes barcos cargados de contenedores, están colapsados. Las cadenas de suministro globales están congestionadas. Los barcos hacen fila debido a un incremento del 20 % del comercio y a los grandes cambios en la producción generados por la pandemia.
En Long Beach y Los Ángeles hay todo un enjambre de barcos inactivos por falta de espacio, grúas, trabajadores portuarios, camioneros y disponibilidad de trenes.
No cabe duda de que la crisis en la cadena de suministro es una alarma sobre la capacidad de los puertos estadounidenses, porque su margen era de solo un 5 %.
La crisis afecta la recuperación de la economía mundial y en especial a Estados Unidos, nuestro principal socio comercial. Uno de los puertos más importantes de China fue cerrado por las grandes navieras en agosto del 2021, debido a que un trabajador dio positivo en coronavirus.
Se pronostica que la situación se componga en el primer trimestre del 2022. Actualmente, las posibilidades de que una mercadería llegue a tiempo es de un 40 % aproximadamente. La congestión tiene un efecto dominó en carreteras, ferrocarriles, almacenes, minoristas y, finalmente, en los consumidores.
Productores de bienes de consumo en Asia están valorando pasar sus plantas de manufactura a lugares más cercanos para reducir costos operativos y diversificar su producción.
Costa Rica tiene muchas fortalezas por su estabilidad política, puertos, alfabetización, incentivos fiscales, buen vivir, seguridad jurídica, tratados comerciales con 14 países y otras más, fundamentales para la competitividad.
La demanda de combustibles fósiles, por su parte, se disparó por la reactivación económica, la cercanía del invierno y las bajas reservas, lo que ha generado un aumento de precios.
A lo largo del año el precio del gas aumentó un 400 % en Europa y el petróleo, un 60 %, en promedio. Su consecuencia inmediata es mayor producción de carbón, más contaminante que el gas. La seguridad energética conduce a emplear fuentes más baratas, sin consideraciones ambientales.
Los compromisos para reducir las emisiones de carbono parecen difíciles de cumplir a mediano plazo, a pesar de los acuerdos de los países. En Europa, los precios del gas se acercan al máximo histórico y en Estados Unidos a los máximos en siete años.
El mercado del gas está arrastrando el precio del carbón, por lo que difícilmente los combustibles bajarán a corto plazo. Nosotros importamos 22 millones de barriles al año, si los precios aumentaran a $80 el barril pagaríamos $1.760 millones, prácticamente todo el préstamo del Fondo Monetario Internacional.
El incremento de la demanda debido a la reactivación, tras la tregua de la pandemia, los cuellos de botella y la incertidumbre, están impactando en los precios.
El oro alcanzó la cifra de $1.800 la onza, ante la posible respuesta de la Reserva Federal a las presiones inflacionarias. En Costa Rica, el Banco Central tendrá que ajustar la tasa de política monetaria, ya que ahorrar en colones continúa siendo muy mal negocio, pues este año la devaluación va a ser de un 5,5 %, y todo parece indicar que la inflación real ascenderá al 4 % a causa de la subida en los precios de los principales «commodities» importados.
El autor es ingeniero.