La tomografía axial computarizada (TAC) es un recurso clínico no invasivo que permite ver partes del cuerpo humano como quien dice en tajadas, algo así como se ve un arrollado de repostería antes del inicio de una fiesta escolar de fin de curso.
Pensando en que algo similar sería útil en los estudios literarios, debería inventarse la tomografía textual cronologizada (TTC), que vendría a ser el examen de una obra escrita, no solo sobre la base del texto propiamente dicho, sino también a la luz de las reacciones que la obra despertará a lo largo del tiempo.
La idea se inspira en una experiencia bastante familiar: con frecuencia oímos a alguien decir que leyó repetidamente un libro y cada vez le pareció diferente.
En esto consistiría lo básico de la TTC, pero se podría llevar a un nivel avanzado si, antes de cada lectura, se examinaran los detalles cronológicos no literarios, como por ejemplo las fechas de creación, de publicación original, de ediciones subsiguientes y, cuando corresponda, de la traducción que se tiene a mano.
La anterior introducción me pareció indispensable antes de comentar un libro asombroso, no por lo que el autor pretendió decir con él, sino por las interpretaciones que le podría dar un lector si lo releyera, digamos, cada cinco o cada diez años.
Se trata de la novela ucrónica Si el Führer lo supiera, del escritor austríaco Otto Basil, que por mi parte no leí sino hasta hace poco.
El relato se inicia en el año 1965, cuando tras la victoria alemana en la Segunda Guerra Mundial —sellada con la destrucción nuclear de Londres en 1945— el mundo ya se ha estabilizado en dos bloques férreamente controlados, uno por el Tercer Reich alemán aún dirigido por un Hitler ahora moribundo, y el otro por una pujante alianza chino-japonesa.
Al fallecer Hitler, se inicia una cadena de acontecimientos que traerán consigo la descomposición interna del Tercer Reich y el estallido, entre ambos bloques, de una guerra tecnológica apocalíptica.
No puedo imaginar qué pensaron los lectores de la novela cuando esta fue presentada en la Feria del Libro de Fráncfort de 1966, pero en cuanto que lector del año 2021 la interpreto como una ominosa y acertada predicción de lo que hoy ocurre internamente en una de las potencias que salieron victoriosas de la Segunda Guerra Mundial.
El autor es químico.