La mejora operativa de Puerto Caldera, desde que fue concesionado, ha sido notoria. Los tiempos de carga y descarga de barcos han disminuido significativamente. Aun así, siempre hay oportunidades para mejorar.
El diseño, por ejemplo, limita la posibilidad de que dos barcos de gran calado atraquen y sean atendidos simultáneamente, lo cual genera pago de multas —usualmente de los graneleros, que no tienen más opción que esperar su turno— o atrasos perjudiciales para importadores y exportadores, tal es el caso de barcos de contenedores, que prefieren no detenerse a perder tiempo en Caldera.
Dado que el Gobierno tiene fuertes restricciones presupuestarias y la concesión ha dado buenos frutos, es lógico pensar que la necesaria ampliación del puerto sea también concesionada.
Para ello, es fundamental que el diseño de la adjudicación logre un balance entre los intereses contrapuestos de las partes involucradas. Por un lado, el de los usuarios es que el puerto opere eficientemente, con la tarifa más baja posible. Por otro, el del concesionario, que espera obtener la mayor rentabilidad posible sobre la inversión que debe hacer para satisfacer las demandas de los usuarios. Para ello, buscará ser eficiente, pero querrá que la tarifa sea lo más alta posible.
La experiencia ha demostrado que es prácticamente imposible para un funcionario, por más buena intención que tenga, determinar una tarifa de equilibrio, satisfactoria para todas las partes. En una concesión que se otorga a una sola empresa la exclusividad de operación de un mercado determinado, la mejor manera de alcanzar el balance de intereses es asegurar que existe un ambiente de máxima competencia en el momento de otorgar la concesión.
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Una licitación competitiva garantiza la alineación de los intereses de todas las partes. Los usuarios reciben una atención eficiente, de buena calidad y pagan una tarifa competitiva, mientras que el concesionario consigue una retribución adecuada por su inversión.
En el caso de Caldera, ya hay tres inversionistas interesados en construir y operar la ampliación. Le corresponde al Incop, al MOPT y al Consejo Nacional de Concesiones confeccionar un cartel de licitación que garantice que esos inversionistas, más otros que puedan sumarse, compitan ferozmente entre ellos por ganar. Solo así se logrará el máximo beneficio para el país.
El autor es economista.