Según el índice mensual de actividad económica (IMAE) de abril, la economía costarricense creció casi un 9 % con respecto al mismo mes del año pasado. Muy buena noticia, pues es más de lo que se esperaba. Aunque, en verdad, aún falta mucho camino para decir que la economía se recuperó del duro golpe que le dio la pandemia.
Una parte del rebote se explica porque se está comparando contra un punto muy bajo, que es cuando empezó la pandemia, en abril del 2020. Por otro lado, la recuperación es sumamente dispar. Mientras el sector manufacturero en zona franca crece más del 40 %, el de la construcción sigue cayendo. Otros, como comercio, restaurantes, hoteles y transporte, crecen poco, y continúan estando en un nivel de actividad inferior al de antes de la pandemia.
Cuando nos comparamos con la economía mundial, nos damos cuenta de que nuestra recuperación es muy lenta. El Fondo Monetario Internacional proyecta que para finales de este año la economía mundial crecerá un 6 %, que es casi el doble de la caída del 3,3 % del año pasado. Para Costa Rica, el Fondo prevé una recuperación de un 2,5 %, que es casi la mitad de la caída del 4,5 % del año pasado.
Hay varias posibles razones que pueden explicar la lentitud en la recuperación. Una es el elevado impacto de la pandemia sobre el turismo. Este es un sector intensivo en contratación de personal y tiende a diseminar beneficios hacia otras actividades. Ese efecto multiplicador positivo tardará buen tiempo en recuperarse.
Mientras el empleo no vuelva a los números anteriores a la pandemia —que de por sí era alto—, costará mucho que la economía se recupere.
Tampoco ayuda la complicada situación fiscal del país en el momento cuando nos golpeó la covid-19. En lugar de incentivos fiscales intensivos, como otros países, Costa Rica ha tenido que adoptar una política de austeridad fiscal.
Si bien aquí no se han dado toques de queda como en varios países de Europa, si ha habido muchas restricciones a la movilidad y al comercio, durante prolongado tiempo, sin tener certeza sobre su eficacia en el control de la pandemia. En el tratamiento de la crisis sanitaria todos somos novatos, y vamos aprendiendo a través de prueba y error.
De ahí que para consolidar la reactivación deban revisarse constantemente las estrategias para reducir la incidencia de la enfermedad y sus efectos sobre la actividad económica.
El autor es economista.