La idea de construir una terminal flotante y tanques para almacenar gas en el Pacífico, cuyo costo ascenderá a $234 millones, es injustificable por innecesaria.
La obra propuesta por la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) aumentaría el ya de por sí alto endeudamiento del país ($136 millones) y obligaría a incrementar las tarifas en un momento cuando el sector productivo no aguanta más cargas.
Es correcta la necesidad de diversificar el riesgo por contar con un solo puerto de entrada, en Limón. Es una variable válida que debe ser analizada mejor, tomando en cuenta la evidencia histórica, pues en los últimos 33 años ninguno de los huracanes y tormentas tropicales que han golpeado nuestro país significó la suspensión en el abastecimiento.
Otra variable es que, si bien es cierto que uno de los efectos del cambio climático es el aumento de la frecuencia de los huracanes, las autoridades de Recope olvidan que, según datos del Instituto Meteorológico Nacional, golpean el litoral Pacífico, particularmente las áreas central y norte, esta última es la locación propuesta para el muelle.
El argumento sobre el aumento de la demanda de gas, justificado por el impacto de la covid-19 que incrementó el consumo en los hospitales, suena a ocurrencia, porque, por su naturaleza, es un fenómeno a corto o mediano plazo, que gracias a la vacuna y la inmunidad de rebaño es posible que se supere en pocos meses.
Hay que reconocer, eso sí, que debe considerarse el comportamiento futuro del consumo por parte de hoteles y restaurantes, que ha caído en los últimos meses.
La demanda no debe significar un incremento en el transporte, pues la tendencia global en la industria automotriz es la búsqueda de alternativas energéticas más limpias, como la electricidad.
Si el incremento del uso de gas es demostrable, lo inteligente será invertir en infraestructura en Moín, lo cual representa una inversión inferior ($72 millones), no endeudamiento y tampoco alza de tarifas.
La provincia de Puntarenas está urgida de inversiones para la reactivación, la creación de empleos y otras oportunidades, no de otro elefante blanco, como las grúas de Japdeva que drenan, sin responsables, nuestros exiguos recursos.
La autora es politóloga.