No; hoy no es: fue ayer, domingo 19; pero, igual, vale la pena recordarlo ahora, pues el tener la razón carece de fecha. El Día Internacional del Hombre (DIH) se celebra el 19 de noviembre en muchos países: con más o menos apoyo de los Estados, pero se celebra. Una propuesta tan positiva y necesaria merece la atención de Costa Rica.
El profesor estadounidense Thomas Oaster ideó el DIH, y sus objetivos figuran en la página de Internet del International Men’s Day:
1) Promover modelos masculinos positivos, de hombres normales y trabajadores, de vidas dignas y honradas.
2) Celebrar las contribuciones positivas de los hombres a la comunidad, la familia, el matrimonio, el cuidado de los niños y el ambiente.
3) Promover la salud y el bienestar de los varones.
4) Resaltar la discriminación que los hombres sufren en la legislación, las áreas de servicio social y las expectativas sociales.
5) Mejorar las relaciones entre los sexos y promover la igualdad intersexual.
6) Crear un mundo donde la gente esté segura y crezca para alcanzar su pleno potencial.
Algunos problemas. El DIH no compite con otras celebraciones; más bien, es una oportunidad para que hombres y mujeres reflexionemos sobre lo mucho que falta para que los hombres alcancen la seguridad y para que ejerzan plenamente sus derechos en igualdad real con las mujeres.
Las personas frívolas suponen que los hombres “no tienen problemas” y que “todos los días son días de los hombres”. ¿Sí? Pues aquellas deberían saludar por tanta felicidad a los millones de niños que abandonan las escuelas, a los mineros, a los basureros, a los hombres que atestan las cárceles (mayoría superabsoluta), a los policías que mueren o quedan baldados, a los hombres discriminados en los trabajos “porque falta una mujer”, a los cientos de miles de hombres que se suicidan cada año (66 % en los países desarrollados, según la Organización Mundial de la Salud), etcétera.
Los hombres sufren graves problemas; algunos son compartidos con las mujeres, pero, de hecho, existen, y no vale mirar hacia otro lado si se cree en la razón y la justicia. Citemos algunos problemas que padecen los hombres.
Salud y violencia. En cuanto a la salud, la prevención contra el cáncer de próstata insume menos gastos y publicidad que los cánceres femeninos. En el 2015, la esperanza de vida de los costarricenses fue de 77,2 años; la de las costarricenses, de 82,1. Pese a esto, las empleadas del Poder Judicial intentan pensionarse a los 60 años, dos antes que los hombres.
En el 2013, según el Ministerio de Educación Pública, 17.321 hombres no concluyeron el ciclo lectivo, pero las mujeres fueron 14.801. ¿Violencia en Costa Rica?: en el 2016 fueron asesinados 529 hombres y 78 mujeres.
En el ámbito legal, muchos compatriotas sufren penas de cárcel más largas que las de las mujeres por los mismos delitos, o padecen despojo de los hijos tras los divorcios, exacciones injustas por pensiones alimentarias, falsas denuncias de paternidad y de violencia doméstica, etcétera. (En España, las falsas denuncias por “violencia de género” son ya una enorme industria revelada por la abogada Yobana Carril en algunos videos).
Leyes absurdas. Hay más problemas masculinos, pero valgan aquellos por ahora. Lo que importa hoy es procurar que la sociedad y el Estado apliquen medidas orientadas a solucionar tales problemas masculinos.
Deben eliminarse todas las leyes y las normas que privilegien un sexo sobre el otro, pues la igualdad es la igualdad, no es “la igualdad y un poquito más”. Deben eliminarse las leyes de “cuotas” y “paridad” pues violan los principios ilustrados de la igualdad jurídica de las personas sanas y adultas.
Debe crearse el Instituto Nacional del Hombre a semejanza del Instituto Nacional de la Mujer; o, mejor, deben subsumirse ambos en un futuro Ministerio de la Familia.
El Ministerio de Educación debe imponer cursos en los que se explique que niños y niñas tienen los mismos derechos, lo que implica que las mujeres no deben aprovechar su debilidad física para ofender, avergonzar y agredir impunemente a los niños. Los niños deben aprender a no abusar de su fuerza y a no considerar que las mujeres son seres inferiores que deben servirlos y aceptar ofensas.
Todos ganamos. Los maestros deben recomendar a las alumnas y los alumnos que vean los documentales La píldora roja, de la cineasta Cassie Jaye, y Silenciados, del director Nacho González. Ambas películas son groseramente saboteadas por grupos feministas en los Estados Unidos, España y otros países ya que muestran los sufrimientos de los hombres. En Internet hay tráileres de ambas cintas.
Tales películas enseñan la realidad, pero –a modo de vacunas– también sirven para que los hombres no crean en los estúpidos videos fabricados por grupos machistas que minusvaloran a las mujeres. Una verdad bien dicha ahorra miles de correcciones.
El Poder Judicial y el Ministerio Público deben impedir que los hombres sufran más penas por los mismos delitos, e impedir que se abuse de la ley de divorcio en perjuicio de esposos y padres.
¿Quita algo a los hombres el Día Internacional de la Mujer? No; pues, igual, el Día Internacional del Hombre no quita nada a las mujeres; más, bien, amplía el ámbito de las personas que viven con plenos derechos –así como el matrimonio intrasexual amplía el ámbito del matrimonio–. Nadie pierde: todos ganamos. El Instituto de Apoyo al Hombre debe organizar el DIH del 2018. ¡Feliz pasado Día Internacional del Hombre!
El autor es ensayista.
ensayista51@gmail.com