Insensibles ante el dolor humano que supuestamente deben aliviar, 59 empleados del hospital Calderón Guardia impidieron efectuar 21 intervenciones quirúrgicas el pasado miércoles.
Una protesta sindical para defender privilegios salariales impidió el funcionamiento de 17 de los 25 quirófanos del centro médico. Semejante irresponsabilidad frustró las esperanzas de varios asegurados que llevaban meses esperando un procedimiento urgente.
Entre ellos había un paciente con aneurisma, otro que requería una operación por un problema cardíaco y una joven de 21 años con cáncer. Muchos, posiblemente, ya habían soportado retrasos y reprogramaciones debido al cambio de prioridades causado por la pandemia.
Sin considerar la condición de esas personas, enfermeras, asistentes de pacientes y otros funcionarios se sumaron a un movimiento contra la reforma del empleo público.
Dicho proyecto es combatido por las organizaciones sindicales porque tiene como fin acabar con las enormes y onerosas brechas que existen en las remuneraciones del sector estatal.
Los sindicatos han empapelado este plan con kilómetros de mentiras y falsedades, en un intento por convencer a sus afiliados de defender el statu quo.
Sin embargo, cuando las campañas de desinformación y las protestas cruzan la raya para convertirse en movimientos irracionales, hay que pararse con firmeza.
Para empezar, la Caja Costarricense de Seguridad (CCSS) debe abrir un proceso disciplinario expedito contra los funcionarios que afectaron la operación de los quirófanos.
Se deben tomar medidas ejemplarizantes contra personas cuya vocación quedó en entredicho cuando decidieron dejar botados a sus pacientes.
En segundo lugar, en vista de la amenaza de Bussco de llevar a cabo más manifestaciones, es necesario que la CCSS tome medidas para garantizar la prestación de los servicios.
Pero además de afinar los planes de contingencia, sería conveniente abrir un diálogo directo para aclarar las dudas e inquietudes sobre la reforma.
No podemos permitir que, en plena emergencia sanitaria, unos cuantos energúmenos con gabacha pretendan chantajear al país a cambio de preservar sus beneficios.