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El dictador sigue ahí

Hicieron bien Costa Rica, Chile, Estados Unidos y la Unión Europea en no reconocer estas elecciones como legítimas. Sin embargo, no alcanza

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¿Por qué se molestó Daniel Ortega en celebrar elecciones cuando todo el mundo sabía que eran una farsa, empezando por él y su copresidenta Murillo? Es una pregunta con varias respuestas, no necesariamente excluyentes entre sí. Escojo esta: Ortega las necesitaba para dar un manto de legitimidad a su régimen.








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