Si al Niñito Dios le diéramos la oportunidad de escoger este año nuestro regalo de Navidad, a lo mejor elegiría para nosotros algo muy diferente de lo que queremos recibir y nos lo entregaría en enero.
El juguete de moda, el dispositivo electrónico más moderno, la mudada para estrenar el 25 de diciembre o el número premiado del sorteo de consolación de la lotería están, sin duda, en la lista de obsequios deseables.
Pero las comprensibles aspiraciones que tenemos en el plano material, en ocasiones riñen con las necesidades más profundas que abriga el corazón y que quedan opacadas por el pasajero brillo de las luces navideñas.
Y resulta que después, pasadas las comilonas y los triquitraques de fin año, una sensación de vacío, una goma moral, un baño de realidad convierten la temida cuesta de enero en un suplicio.
Es en esos momentos, cuando los arrebatos decembrinos nos pasan la factura, que caemos en la cuenta de aquellas cosas que debieron estar de primero en la lista de regalos para Nochebuena.
Por eso, a lo mejor, el Niñito Dios aprovecharía el primer mes de cada año para entregarnos sus presentes.
Salud, amor, trabajo, paz, esperanza, alegría, coraje, intuición, sabiduría y tiempo son dones preciosos que deberíamos encargar por kilos para que nos alcancen durante todo el año e incluso tengamos para repartir.
Está claro que Él conoce mejor que nadie cuál es el regalo idóneo para cada uno de nosotros, pero aun así nos deja elegir, año tras año, para ver si aprendimos a escoger mejor.
Aspirar a recibir un obsequio material, o incluso darse un presente a uno mismo, no tiene nada de malo; mucho menos darle un detalle a alguien con cariño y desprendimiento.
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De hecho, lo bonito de la Navidad es que afloran sentimientos como la solidaridad, la generosidad y la reconciliación.
Sin embargo, el consumismo desmedido también suele desatarse en esta época como un latoso diablillo capaz de destusar a la más cerrada billetera o encoger el más robusto aguinaldo.
Por todo lo anterior, mi querido lector, me encantaría regalarle tranquilidad en esta Navidad para que tome las mejores decisiones para ser feliz y pleno a partir de enero.
rmatute@nacion.com
Ronald Matute es jefe de Información de La Nación.