La persona que sin pena se atrevió a sostener frente a la Casa Presidencial el rótulo “No hay pandemia” parece ser pieza de la campaña electoral de algún populista que sueña con verse sentado en la silla presidencial.
En plena emergencia sanitaria, ese tipo de politiqueros se aprovechan de quien sea y lo que sea para pescar votos. “Hay que sacarle el jugo a la crisis”. “Hay que ganarse a los disconformes”.
Con esa frialdad se mueven esos aspirantes, a sabiendas de que el proceso para elegir gobernante el 6 de febrero del 2022 empezó hace rato.
Apenas falta año y medio para ese domingo presidencial; y ocho o nueve meses para elegir candidatos en convenciones internas.
En términos políticos, están contra el tiempo. Los diputados lo saben porque, a estas alturas, ellos se convierten en termómetro de la campaña. Se nota. Cuando llegan a los dos años de gestión, el discurso cambia. Es más partidista, más populista.
Entran en la contradicción en que los vemos ahora: pidieron ahorro en gasto público, pero, cuando tuvieron el plan de ley en la mano, se asustaron porque las medidas enojan a sus futuros votantes.
¿Entonces? ¿De dónde creían que iba a salir el ahorro que reclamaron? El recorte de ¢458.000 millones que plantea el gobierno está dirigido a reducir partidas, transferencias y el 15 % de la jornada y salarios a quienes ganan ¢1,5 millones o más. Se trata de 30.000 personas (30.000 votos calculan los diputados).
Lo responsable, en una pandemia, es bajar el costo de la planilla del sector público. Un ahorro de ¢130.000 millones en 12 meses. Mientras, la caída de ingresos será de ¢1,2 billones. El déficit fiscal, el 9,7 % del PIB.
Solo esos números deberían asustarlos para ser responsables con el interés nacional. Pero, además, porque ellos mismos contribuyeron a erosionar las finanzas públicas al votar, irresponsablemente, la reforma municipal que hundió la calificación de riesgo internacional de Costa Rica.
Los legisladores, entonces, que se dejen de discursos de campaña. ¿Pidieron ahorro? Ahí tienen cómo hacerlo. Es más, den el ejemplo al bajar sus dietas. ¿Acaso creen, como la manifestante, que “no hay pandemia”?
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