Si ya muchos eran reservados con sus sentimientos y emociones, el cubrebocas se ha convertido en el disfraz perfecto para terminar de ocultar sus expresiones.
En la calle, la oficina, la farmacia, el consultorio o el supermercado, miles de rostros semicubiertos desfilan ahora unos frente a los otros despojados de todo gesto visible. ¿Irá sonriendo el enmascarado que pasa a mi lado? ¿Acaso llora? ¿Algo le preocupa? ¿Siente dolor? ¿El cansancio lo acosa? Es muy complicado saberlo, salvo que la persona verbalice cómo se siente. Aunque la mirada suele darnos pistas sobre el estado de ánimo, recién caí en la cuenta de que la imagen integral de la cara es necesaria para comprender mejor el estatus de nuestros semejantes.
Un día de estos se me ocurrió contar un chiste al cajero de la panadería. El empleado, con su mascarilla, se quedó viéndome un largo segundo, abrió los ojos y al final carraspeó algo parecido a una carcajada. No sé si realmente le hizo gracia el famoso chiste o si, por mera cortesía, hizo el esfuerzo para hacerme creer que le gustó. Sin duda, estos tiempos de pandemia plantean un enorme reto para la comunicación interpersonal, porque ahora más que nunca es muy fácil aislarnos detrás de un pedazo de tela u otro material.
El lenguaje oral y corporal son clave para mantener la conexión. Un sonoro “buenos días”, un “cómo le va”, un “gracias”, un “cómo se siente” o un “en qué le puedo ayudar” derriten el bozal de hielo que llevamos puesto. Tal vez deberíamos adaptar el concepto de los emojis del teléfono celular, para colocarnos sobre el cubrebocas la etiqueta que mejor represente nuestro ánimo y cambiarla según las circunstancias.
Algunas mentes creativas ya confeccionan y portan mascarillas con muecas, colores, marcas comerciales, ilustraciones y frases en un intento por comunicar algo.
Es una buena señal porque quiere decir que, a pesar del distanciamiento y otras medidas sanitarias, el deseo de mantener el contacto sigue latente. Por eso, le cuento, querido lector, que detrás de la mascarilla que llevo puesta hoy, en apoyo a la lucha contra la covid-19, palpita una sonrisa de agradecimiento por el tiempo que usted dedicó a leer esta columna.
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