El jueves, el ministro de Salud, Daniel Salas, nos dio una amarga cucharada de realidad. Su pronóstico es que la oleada del coronavirus tardará entre 8 y 12 semanas para pasar, y nos adelantó que la vida volvería relativamente a la normalidad a partir de setiembre.
Quien pensaba que este asunto era un chiste pasajero se equivocó. Hay 88 personas contagiadas y un muerto, lo cual parece ser el inicio de un ingrato registro que seguirá creciendo en las próximas semanas. Dicen que las crisis sacan lo peor y lo mejor de las personas. Yo espero que la pandemia saque a relucir la creatividad, el ingenio y, sobre todo, la solidaridad del costarricense. En forma reciente, escuché al ministro de Hacienda, Rodrigo Chaves, asegurar que las cosas nunca volverán a ser iguales en el país después de esta emergencia sanitaria.
Tales palabras deben hacernos reflexionar y, especialmente, impulsarnos a actuar para evitar que la pandemia nos haga tocar fondo como sociedad. Los grandes desafíos que teníamos antes de la aparición del coronavirus en materia de desempleo, pobreza, déficit fiscal y desaceleración económica posiblemente se van a agudizar.
Sectores clave, como el turismo, el transporte y el entretenimiento, ya comienzan a sentir el impacto de las duras medidas que han debido tomarse para evitar el contagio masivo. El gobierno y los diputados han postergado sus diferencias y se han arrollado las mangas para tratar de agilizar una serie de medidas de emergencia para aliviar las cargas que pesan sobre empresas y personas.
No tenemos una bolita de cristal para saber si las iniciativas serán suficientes para evitar la debacle, pero sin duda evidencian una voluntad para poner los intereses del país en primer lugar en este momento inédito. También resulta inspirador el ejemplo de mística que nos brindan miles de funcionarios del sector sanitario, policías, recolectores de basura, choferes de buses y muchos otros que mantienen en pie servicios indispensables.
Ellos merecen muchísimo más que un aplauso. Lo mínimo que podemos hacer para pagarles su esfuerzo es obedecer las indicaciones y ayudar a los otros a entender las nuevas reglas de convivencia social que nos regirán en el futuro.
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Ronald Matute es jefe de Información de La Nación.