Envueltos en la bandera de Costa Rica, puñados de facinerosos están convirtiendo las manifestaciones en las calles en actos criminales y contrarios a lo que dicen defender.
Las imágenes de policías atacados con explosivos caseros, golpeados con piedras, insultados y hasta baleados reflejan la violenta estrategia utilizada por las hordas para provocar.
Tal vez crean que vestidos con los colores patrios y tratando de propiciar una respuesta policial en su contra van a tocar fibras de la población para ganarse su simpatía y legitimación.
Pero el costarricense no es tan iluso. El pasado lunes el país presenció en vivo y a todo color los actos de matonismo de un grupo de gamberros frente a la Casa Presidencial.
Además de su banderita blanco, azul y rojo, los sujetos se prepararon con piedras, palos, artefactos explosivos y una amplia batería de improperios.
En otras palabras, sabían muy bien a lo que iban. Gritaron, patearon, madrearon, golpearon, azuzaron y hasta amenazaron con tirarles unos cabezales a los oficiales.
¿A quiénes representan esas personas? ¿Cuál es su verdadera intención? ¿Quién los apadrina? ¿Serán los mismos cabezas calientes que han aparecido en recientes zafarranchos?
Sin duda, lo ocurrido este lunes es un episodio indignante, vergonzoso y a todas luces inoportuno en momentos en que el país trata de reactivar su dañada economía.
El derecho a manifestarse y a expresar descontento no es una licencia para violar la ley ni para pisotear los derechos de las mismas personas que esos revoltosos dicen representar.
Su actitud los descalifica para exigir y también amenazan con opacar los reclamos que otros sectores quieren plantear al gobierno en forma pacífica y civilizada.
Hacer patria no quiere decir que haya que tirarse a la calle a provocar caos. Hacer patria significa tener la valentía de deponer diferencias para buscar la mejor salida para la mayoría.
En plena crisis, mis respetos para los policías, porque la gran mayoría de ellos han portado con dignidad el escudo de Costa Rica en sus uniformes. En cambio, los agitadores deshonran nuestra bandera.
rmatute@nacion.com