En el colegio tenía un profesor de Filosofía que utilizaba un método muy gráfico e infalible para que los alumnos fuéramos más concretos a la hora de responder las preguntas de sus exámenes.
En tinta roja y letra mayúscula, un enorme PP aparecía en el espacio para la calificación si don Israel consideraba que habíamos escrito “pura paja” en un intento por ocultar nuestro desconocimiento.
Cómo desearía que algunos de nuestros políticos hubieran asistido a alguna clase con él. Habrían aprendido que una buena filosofía de vida es, precisamente, dejar de hablar tanto y actuar.
La llegada del nuevo presupuesto extraordinario al Congreso debería significar el inicio de un proceso serio, patriótico y profundo para aliviar las finanzas públicas.
El plan de gastos incluye una partida de ¢75.000 millones para financiar 220.000 nuevos bonos proteger para trabajadores afectados por la pandemia y un cuantioso recorte de gastos.
Paralelamente, el gobierno presentó un proyecto para reducir en un 15 % la jornada laboral de los empleados públicos cuyos salarios sobrepasen el ¢1,5 millones al mes, con el fin de bajar el gasto en sueldos en esa misma proporción.
Los diputados deberían aborcarse a efectuar una revisión profunda de los números y ayudar a detectar otras oportunidades de ahorro y de captación de recursos para evitar una debacle financiera.
Sin embargo, el presupuesto extraordinario no había terminado de llegar a Cuesta de Moras cuando la pirotecnia electoral y los intereses particulares comenzaron a reventar sus fastidiosos triquitraques.
Que el recorte de gastos es insuficente. Que faltó meterle más tijera. Que el recorte no es real... Son los reclamos de siempre, los que nunca dejan avanzar y no aportan nada. Ellos, sin duda, se merecen un PP.
Otro PP se han ganado quienes alzan la mano para exigir la eliminación de abusos en el gasto público, pero se agachan cuando se trata de tocar los privilegios de sus potenciales votantes.
Igual calificación merecen quienes siempre reclaman propuestas para la reactivación económica para luego criticarlas como en una plaza pública, y nunca presentan las suyas.
Dejen de tantos PP. El país necesita en este momento que todos nos concentremos en buscar soluciones prontas, eficaces y justas para salir de la crisis. Dejen la campaña electoral para después.
rmatute@nacion.com